En un acto cargado de simbolismo y reivindicación cultural, el Gobierno de la Provincia presentó oficialmente la 35ª Fiesta Nacional del Chamamé, 21ª del Mercosur y 5ª Celebración Mundial, que se realizará del 16 al 25 de enero en el anfiteatro Cocomarola. El evento tuvo lugar ayer en el patio de la Casa de Gobierno, conmemorando exactamente cinco años de aquel histórico día en que la Unesco declaró al género como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Durante el acto, tanto el gobernador Juan Pablo Valdés como la titular del Instituto de Cultura, Lourdes Sánchez, coincidieron en la necesidad de sostener la fiesta como una herramienta de desarrollo y cohesión social, más allá de la coyuntura económica.
IDENTIDAD
El gobernador Juan Pablo Valdés ofreció un discurso con fuerte énfasis en la gestión de los recursos culturales, diferenciando el concepto de «gasto» del de «inversión» al referirse a la organización del evento en un contexto desafiante.
«En este contexto de una economía compleja, vamos a hacer un esfuerzo realmente haciendo una inversión para lograr estos 10 sapucay, estas 10 lunas», aseguró el mandatario, para luego remarcar: «A muchos quizás les pueda parecer un gasto, pero yo les aseguro que cuidar nuestro chamamé, juntarnos, ‘enchamigarnos’, valorarlo, es sumamente necesario para los correntinos».

Valdés instó a su nuevo equipo de gobierno a asumir el rol de «custodios de este bien inmaterial de la humanidad», subrayando que la responsabilidad trasciende la organización de un espectáculo: «Tenemos que cuidar, valorar y seguir trabajando para que nuestros jóvenes sigan creyendo en el chamamé y sigan encontrándose en esta música que claramente representa nuestra forma de ser».
Sobre la esencia del género, el Gobernador reflexionó: «El chamamé tiene esa magia, que en cada letra representa una historia, tiene un relato, una herida, un amor, una pena. Es nuestra forma de socializar, nuestra forma de hacer correr nuestras penas».
PROPUESTA EXPANDIDA
Por su parte, Lourdes Sánchez, quien enfrenta su primer gran desafío al frente del Instituto de Cultura, confirmó que la fiesta se desarrollará del 16 al 25 de enero de 2026. La funcionaria destacó que la distinción de la Unesco en 2020 no fue un techo, sino un motor para el crecimiento.
«Ese reconocimiento internacional no fue un punto de llegada, fue un punto de inflexión. Fortaleció el chamamé como política de Estado y reafirmó una certeza: el chamamé no se gestiona como un hecho aislado; se sostiene como un patrimonio vivo», declaró Sánchez.
La presidenta del Instituto anticipó una grilla que honrará a los «patriarcas» y dará lugar a nuevos valores, citando al Paí Julián Zini para definir el espíritu de integración de la fiesta: «El chamamé se expresa en su totalidad: en danza, en música, en canto. Una fiesta que no fragmenta, que abraza la diversidad».
Sánchez también hizo hincapié en la expansión territorial del evento, asegurando que el Areté Guazú (fiesta grande) no quedará circunscrito al escenario Osvaldo Sosa Cordero. «Esta celebración se va a vivir en el Anfiteatro, pero también se expande en múltiples dispositivos territoriales: bailantas, actividades comunitarias y acciones culturales que llevan el chamamé a distintos espacios», explicó.
MEMORIA Y FUTURO
En un tramo emotivo de su alocución, Sánchez recordó la gesta de 1985 en el Club Juventus y la vigilia de 2020 en plena pandemia, trazando una línea histórica de resiliencia cultural. «Comprendimos que no se trataba solo de un festival, sino de una fiesta que vive en nosotros, en nuestra comunidad portadora, en nuestro Ñanderekó (manera de ser)», concluyó.

