Por Noelia Irene Barrios
EL LIBERTADOR
Todo ocurrió en octubre de 1817, cuando el ejército del Libertador se encontraba en Santiago de Chile. El registro quedó en una carta escrita de su puño y letra, y representa otra muestra del carácter del General.
Se cumplen 175 años del Paso a la Inmortalidad de uno de los próceres más importantes de la historia latinoamericana: el correntino don José Francisco de San Martín. Y, como ya es costumbre, para cada aniversario vuelven a aparecer datos y anécdotas que denotan la grandeza de un personaje casi mítico que casi dos siglos después continúa despertando admiración en personas de distintas partes del mundo. De todas esas historias que giran en torno a su figura, hay una que sirvió de ejemplo para todo su ejército, el castigo para un soldado que osara deshonrar a una mujer. El hecho quedó registrado en un escrito de puño y letra del General, en octubre de 1817, en la ciudad de Santiago de Chile, donde estaban instaladas las tropas tras el cruce de Los Andes. La carta forma parte del sector Documentos Escritos del Fondo Ejército de Los Andes y fue compartida por el Archivo General de la Nación en su página de Facebook.
Se trató de un intento de violación a una mujer que visitaba a un preso del ejército. El agresor fue un soldado de las fuerzas de San Martín quien, al ser informado de lo ocurrido, no dudó en tomar medidas severas. La carta del General iba dirigida al Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, Juan Martín de Pueyrredón, a quien le explicaba la grave situación.
«Santiago de Chile, Octubre 10 de 1817. Reservado. El General San Martín adjunta el parte que le pasa el Comandante del Regimiento de Granaderos a Caballo relativo a que el oficial de la Guarda de Prevención de dicho cuerpo D Justo Pastor Anabia quiso violar a una señora que fue a ver un preso; el General pide la separación del servicio de este oficial», comienza la misiva. A lo anterior, se agrega el oficio de San Martín: «Excelentísimo Señor. El adjunto parte dará a V E (vuestra excelencia) un sentimiento justo, pero imprescindible. Yo quise cerciorarme de este atentado singular. Al efecto bajo de pretextos honrosos hice que la señora ofendida se me personase. Me ratificó en el hecho. Su decoro y opinión se interponen para imposibilitar la formación de una causa que por otra parte sería de difícil prueba a falta de testigos», detalla.
Por último, en cuanto al destino del agresor, precisa: «El criminal se halla en arresto hasta la Suprema resolución de V E. Él es un oficial inepto para el servicio, e indigno por este abominable exceso de la tolerancia con que se le había sufrido antes de cometerlo. Su separación es de absoluta necesidad. V E determinará lo que sea de su agrado Supremo. Dios guíe a V E muchos años. Cuartel General en Santiago, Octubre 10 de 1817. Excelentísimo Señor José de San Martín».
La carta fue contundente y la respuesta de Pueyrredón llegó el 4 de noviembre. «Enterado y expídase a ese individuo la cédula de absoluto retiro del servicio sin goce de fuero ni uso de uniforme».
Historias de todo tipo rodean al General, pero en ellas, como en este caso, prevalecen sus ideales sobre el respeto, el carácter, la disciplina y el honor.. Un modelo ejemplar que sobrevive al tiempo y fue su mayor legado para la posteridad.