Dolor y resiliencia, son dos palabras relacionadas en las personas en situación de duelo, tras la pérdida de un ser querido. Desde la psiquiatría señalan que el duelo es una de las experiencias más duras por las que puede pasar un ser humano a lo largo de su vida. A su vez, el duelo por suicidio de un ser querido puede ser devastador para muchos, y este tipo es especialmente complejo y doloroso. En diálogo con EL LIBERTADOR, el médico psiquiatra Emilio Hidalgo (MP 3.082) contó cómo acompañar a transitar estos duelos, qué frases decir y cuáles no, y la importancia de hablar sobre estos temas.
¿Cómo acompañar en este tipo duelo?
-Como en cualquier duelo, el acompañamiento debe ser cercano y sin juicios. Hay que escuchar, validar el dolor, estar presente, tratar de evitar esas frases hechas como «ya pasó», «tenés que ser fuerte», «Dios quiso que sea así», que lo único que generan es malestar en quien las escucha y más bien ofrecer disponibilidad. El acompañamiento es muy diferente, atravesar un duelo con apoyo familiar o de amigos que solo. Y también se puede realizar psicoterapia, ya que estamos hablando de un duelo especialmente difícil. El 80 por ciento de los duelos normales no requiere de terapia, pero este tipo de duelo sí lo requiere para poder evitar la pérdida y sobre todo prevenir las complicaciones.
¿Qué particularidades presenta?
-Este tipo de duelos es especialmente complejo y doloroso ya que a esas emociones que se sienten en cualquier duelo, que ya son muy fuertes, se suman la sorpresa, la incomprensión, el enojo hacia esa persona fallecida, sentimientos de abandono y sobre todo, y es una característica de este tipo de duelos, la culpabilidad: ¿Qué no vi? ¿Qué pude haber hecho? ¿Cómo no me di cuenta? ¿Yo estuve hablando el día anterior con él? ¿Estuve hablando ese mismo día? Entonces la culpa es característica de este tipo de duelo. También aparece en la búsqueda insistente de explicaciones, el cerebro es un buscador de explicaciones todo el tiempo, analizando la situación siempre sin llegar a una conclusión o una respuesta clara lo que lo convierte en el duelo más traumático de todos, con muchísimo riesgo de tener después depresión o algún tipo de estrés postraumático, de acuerdo a como haya sido las circunstancias de la pérdida en los sobrevivientes.
¿Han crecido este tipo de consultas?
-Sí, efectivamente, en Corrientes y también en el resto del país, que ahora se investiga mucho más, se ha observado un aumento de consultas vinculadas a la ideación suicida, a los intentos de suicidio y también a los duelos por suicidio. La pandemia amplificó los factores de riesgo como el aislamiento, la crisis económica, la incertidumbre, y ha hecho que las consultas de este tipo se triplicaran. Hoy los profesionales salud mental recibimos muchísimas derivaciones por este motivo, hay mucha más conciencia social, más necesidad de hablar de temas, y sin duda es un indicador que muchas veces es difícil conseguir una consulta, tanto a nivel privado como público, ya que te dan turno para dentro de uno o dos meses, por lo cual es un tema actual y que seguramente va a seguir por un buen tiempo más, digamos, sobre la mesa, aunque aún persisten muchos prejuicios acerca de tratar estos temas y poder hablarlos abiertamente.
¿Cuáles son las secuelas psicológicas?
-Las secuelas pueden ser devastadoras, pues lo más frecuente es la aparición de depresión, pero lo más grave es la aparición del estrés postraumático, que es un cuadro muy muy grave y que muchas veces también puede generar suicidio. El duelo por suicidio muchas veces queda congelado en la mente como un trauma y aparecen imágenes intrusivas, entrenamientos intensos de culpa, insomnio, tristeza, ansiedad. Entonces realmente es un cuadro grave. Se estima que por cada suicidio hay al menos 6 a 10 sobrevivientes cercanos que están profundamente afectados. El riesgo secundario en familiares directos, el riesgo de suicidio secundario en familiares directos aumenta por lo que llamamos el efecto contagio, por lo cual hay que tener mucho cuidado con familiares, amigos cercanos de personas que se han suicidado debido a este riesgo.
¿Qué frase decir y cuáles no?
-Lo más importante sabemos que es la presencia, no es necesario hablar, es 80 por ciento presencia, 20 por ciento verbalidad y sobre todo escuchar. Podemos decir: «estoy acá para escucharte», «contá conmigo», «tu dolor es válido», «no estás solo», «busquemos ayuda juntos», tratar de que se entienda que no hay ningún tipo de presión y abrir la experiencia de la comunicación. ¿Y qué no decir? Por ejemplo, «era su decisión», «ya va a pasar», «tiene que ser fuerte», «seguro lo hizo por tal cosa», o poner algún tipo de juzgamiento en estas situaciones. Estas frases que minimizan o juzgan, lo único que hacen es profundizar la herida.
¿Cuál es la incidencia en cuanto a los meses y las edades?
-Efectivamente, la estacionalidad es un fenómeno registrado en todo el mundo. Hay picos en primavera y otoño relacionados con los cambios en la intensidad de la luz solar. Hay una glándula llamada pineal en el medio cerebro que registra estos cambios en la intensidad, generando en general una mayor activación. La mayoría de las personas se sienten mejor en primavera, tienen más ganas, más alegría, mientras que las personas vulnerables, sobre todo las que han tenido antecedentes de depresión o trastorno bipolar, suelen tener momentos de desgano, apatía o un incremento de los síntomas. Entonces, en septiembre es el mes de suicidio y justo es un mes mundial, pero justo en nuestra región, en Corrientes es donde se registran más altas tasas de suicidio. Septiembre, octubre, son meses de alta incidencia de suicidio y sin lugar a dudas tiene que ver con los cambios estacionales. El rango de edad suele ser de mayor riesgo entre jóvenes, entre 15 y 30 años, debido muy probablemente a la impulsividad que se da en este estas edades y también hay otro grupo olvidado que son los mayores de 60 años. Entonces, son dos etapas vitales marcadas por una vulnerabilidad muy intensa.
La importancia de hablar del tema.
-Hablar del suicidio de manera responsable y basada en evidencias es la mejor estrategia de prevención. En lugares como Corrientes donde hay puntos críticos, como puentes o lugares de riesgo, es importante trabajar en campañas, charlas, talleres que visibilicen el problema. El silencio lo único que hace es aumentar el estigma y la vulnerabilidad. Poder poner en palabras estas cosas, abrir espacios comunitarios de reflexión y contar con redes de ayuda son la clave para la prevención en estos casos. Por eso, es tan importante notas como esta y la psicoeducación en general, donde se hablen de estos temas abiertamente, informando de una manera científica y muy clara a la comunidad, lo cual sin lugar a dudas ayuda con la prevención.

