Mientras los flashes de la asunción iluminaban ayer la Casa de Gobierno, una certeza recorría los pasillos del poder correntino: el hombre que recibió la banda de manos de su hermano no es simplemente «el sucesor». Juan Pablo Valdés llegó al sillón de Ferré con un estilo propio, forjado lejos de la rosca política tradicional y moldeado por la disciplina militar y la gestión empresarial.
A diferencia de Gustavo Valdés, un «animal político» de raza y abogado, Juan Pablo se define por el pragmatismo. Se lo conoce como un hombre de números, obras y maquinaria pesada, que prefiere el casco de obra al traje de etiqueta.

El origen: Entre el Liceo y la empresa
Nacido en Ituzaingó el 25 de agosto de 1983, es el menor de los cuatro hijos de Manuel «Manolo» Valdés, histórico caudillo radical y dos veces intendente de esa ciudad, y Juana Mosqueda.
Su formación tiene una huella indeleble: el Liceo Naval Militar «Almirante Storni» de Posadas, donde cursó la secundaria. Aunque intentó seguir el mandato familiar estudiando Derecho, Juan Pablo rompió el molde: dejó la universidad para volcarse al sector privado.
Antes de ser intendente de su ciudad natal en 2021, su vida transcurría en el mundo empresarial. Fue socio fundador de Tanezrouft Traders S.A., una firma dedicada al movimiento de suelos y hormigón. Ese background explica su obsesión durante la gestión municipal: transformar Ituzaingó no con discursos, sino con pavimento, desagües y reconversión lumínica. “Es un hacedor, le mostrás un expediente y él te pregunta cuántas máquinas se necesitan”, resume un colaborador cercano.
La vida privada: Un muro de silencio
Si algo distingue al nuevo gobernador es el celo por su intimidad. Casado y padre de dos hijos (de 10 y 13 años aproximadamente), ha logrado lo que pocos en su posición pueden: mantener a su familia al margen de la exposición pública.
Durante la campaña, solo se permitió una confidencia personal: la resistencia de sus hijos a dejar su vida en Ituzaingó para mudarse a la Capital. “Mi mujer es mi sostén, pero la política es mi trabajo, no el de ellos”, se le escuchó decir en privado, marcando una línea divisoria clara.

Pasiones y Mística
Lejos de la formalidad del despacho, Juan Pablo tiene dos pasiones conocidas:
El deporte motor: se confiesa un fanático de los “fierros”. Aunque aclara que “no corría profesionalmente”, el automovilismo es su cable a tierra.
La fe popular: es devoto del Gauchito Gil. No es raro ver en su muñeca la cinta roja, un símbolo de protección que conecta directamente con la identidad profunda del correntino de a pie.
El desafío del «hermano menor»
Juan Pablo asumió ayer con el 51,91% de los votos y una legitimidad propia construida en su gestión como intendente. Sin embargo, su mayor reto será demostrar que su gobierno es la evolución del “Proyecto Corrientes” y no solo una continuidad familiar.
Con un perfil más técnico que ideológico, el gobernador que inició su mandato promete menos retórica y más ejecución. Para Corrientes, empieza la era del Valdés empresario.

