Por el Padre Horacio Da Silva*
Asesor de Medios de Comunicación del Arzobispado.
Hermanos:
El Señor mismo descenderá del Cielo con voz de mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios, y los muertos en Cristo resucitarán primero. Luego los que estemos vivos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados junto con ellos en las nubes para encontrarnos con el Señor en el aire. Y así estaremos con el Señor para siempre. (Tesalonicenses 4,16-17).
El que salga vencedor se vestirá de blanco. Jamás borraré su nombre del Libro de la Vida, sino que reconoceré su nombre delante de mi Padre y delante de sus Ángeles. (Apocalipsis 3, 5).
Noviembre, hoy da sus primeros pasos con acontecimientos y celebraciones religiosas católicas, muy aferradas a la fe, el Día de todos los Santos y la de los angelitos.
El Día de Todos los Santos es una solemnidad cristiana que tiene lugar el 1 de noviembre para las iglesias católicas de rito latino, y el primer domingo de Pentecostés en la Iglesia Ortodoxa y las católicas de rito bizantino. No se debe confundir con la Conmemoración de los Fieles Difuntos, que es el 2 de noviembre).
En este día la Iglesia celebra una fiesta solemne por todos los difuntos que, habiendo superado el purgatorio, se han santificado totalmente, han obtenido la visión beatífica y gozan de la vida eterna en la presencia de Dios. Por eso es el día de «todos los santos». No se festeja solo en honor a los beatos o santos que están en la lista de los canonizados y por los que la Iglesia celebra en un día especial del año; se celebra también en honor a todos los que no están canonizados pero viven ya en la presencia de Dios en su Iglesia triunfante. Es frecuente que este día las grandes catedrales exhiban las reliquias de los santos. (Recopilación histórico religiosa).
También se celebra «El Día de los Angelitos», una fiesta entre la tradición y la religión. La celebración tiene su origen en la costumbre española conocida como la Chaquetía, en la que los niños pedían de casa en casa castañas y almendras.
En el mismo sentido, los «Ángeles somos, del cielo venimos, pidiendo limosnas para nosotros mismos». Con ese estribillo cientos de niños salían el 1 de noviembre a pedir comida y dulces para celebrar el Día de los Angelitos y el de Todos los Santos.
El festejo que, según conocedores, surgió además por herencia de los españoles al asentarse en tierras americanas, tiene gran arraigo en la tradición popular.
En la actualidad, el Día de los Angelitos es uno de los rituales que la Iglesia busca rescatar para desprenderse de la celebración de Halloween, por considerarla una fiesta pagana y foránea; en la cual todo se muestra oscuro, tenebroso, negro, en contraposición a la luz del sol, la luz que emana del cielo puro, limpio e infinito de nuestro único Dios Señor Todopoderoso. La recuperación de esta fecha está ligada, en parte, al trabajo de socialización de la Iglesia Católica.
PROYECTO EN
VARIOS PAÍSES
Desde hace muchos años en algunos países latinoamericanos «Angelitos por la Paz» fue un proyecto, por ejemplo, que busca integrar a los niños a esta fiesta y además brindarles una propuesta de diversión y entretenimiento.
«Los adultos son llamados a compartir tradiciones sanas a los niños, brindar en los hogares protección y cuidado a los más pequeños. Enfrentamos momentos de mucho maltrato hacia la niñez, por tanto en estas fechas especiales se debe privilegiar el tiempo que se comparte con los niños. La misión de cuidarlos es de todos».
EN CORRIENTES
En la provincia de Corrientes también, con el lema «Ángeles somos, del Cielo bajamos, pidiendo paz para nuestros hermanos», la Arquidiócesis busca que se creen espacios de reflexión sobre temas como la vulnerabilidad de la niñez.
«Ángeles somos», finalmente, es la costumbre correntina que se realiza todos los 1° de noviembre en la solemnidad de Todos los Santos; tradición que se remonta a la Corrientes de fines del siglo XVIII en honor a los «angelitos», los bebés y niños que partieron a un descanso eterno, y a quienes se les brinda un recordatorio alegre.
La costumbre consiste en un recorrido de niños y adolescentes vestidos con alas, a modo de ángeles, que visitan las casas ofreciendo bendiciones a cambio de dulces, generalmente. Últimamente, en la Capital correntina, se suman jóvenes por la noche con cantos a la que denominan la Noche Blanca. Protagonistas y organizadores buscan que esta práctica se amplíe a todo el territorio correntino, e incluso que se expanda más allá de sus límites. (Créditos al diario EL LIBERTADOR).
Por otra parte y en el mismo sentido, las iglesias católicas del Interior de la provincia de Corrientes, preparan en familia durante toda la semana diversas alegorías, concientizando de lo importante que es mantener las tradiciones culturales y sobre todo aquellas que están relacionadas con la Fe.
Debe ser un compromiso de la familia y la sociedad que educa en conjunto con la Iglesia en cuestiones de Fe; de hacer resaltar valores que conduzcan al crecimiento de las conductas y caracteres que lleven a tener una buena, cálida y respetuosa relación en la vida social y, lo más importante, tener un sentido de arraigo por la Fe; saber apreciar las cosas sencillas que nos da la vida todos los días, aceptarlas con alegría. Ayudar y enseñar a los niños y jóvenes a no deslumbrarse por frivolidades, que desatan actitudes de envidia, competencia desmedida, avaricia; generando odio y más odio al no poder acceder a esos caprichos marquistas, modernos, extranjeros que llevan a un pozo sin fin.
Que se elija siempre la luz, «el Espíritu Santo sea el inicio del buen camino».
No se dejen vencer por el mal; al contrario, vence el mal con el bien (Romanos 12, 21).
Reconozcan y consideren seriamente hoy que el Señor es Dios arriba en el Cielo y abajo en la Tierra, y que no hay otro (Deuteronomio 4, 39).
* Párroco de la localidad
de San Roque.
.