Caravana de automóviles, carretas y jinetes avanzaron sobre la Ruta Nacional 12 durante el primer día de la 122ª Peregrinación de San Luis del Palmar a la Basílica de Itatí. Por la noche, el descanso necesario fue posible en el tradicional «Paradero del Peregrino».
Carpas se armaron en el inmenso predio, filas de personas se formaron delante de los baños y el «avío» fue puesto sobre las mesas, alimento hecho para compartir, sobre todo en un tiempo donde la pobreza se extiende como una segunda pandemia y contar con un plato de comida es razón también para agradecer a la Virgen Morena.
EL LIBERTADOR realizó un relevamiento de los costos en traslado, acampe, alquiler y consumo de alimentos y bebidas que enfrentan los peregrinos durante el camino y su estadía en la ciudad de Itatí.
LARGO ANDAR
Con esperas entre dos y siete horas en el trayecto de San Luis del Palmar hasta el Paradero del Peregrino a poco más de 30 kilómetros, los automóviles debieron acomodarse en tres e, inclusive, cuatro carriles para poder avanzar un trecho que generalmente se hace en media hora.
El embotellamiento provocó un malestar que se repite año tras año, por lo que señalaron como un operativo insuficiente para ordenar el tránsito, según pudo saber este medio a través del relato de distintos peregrinos.
En el camino, se conseguía el medio litro de agua a 250 pesos, un sandwich de jamón y queso a 250 y uno de milanesa a 400.
UN DESCANSO MUY CARO
Una vez en el Paradero, el uso de los baños de casas particulares cercanas para una ducha tibia tenía un costo de 500 pesos y, quienes quisieran evadir las largas colas de los baños químicos gratuitas, disponían de letrinas a 50 pesos y en casas particulares entre 100 o 200 pesos.
Las comodidades durante la estadía en Itatí también tienen sus precios caros. Los hoteles pedían 20.000 pesos por día, por una habitación para cuatro personas. Una peregrina compartió con este medio que pagó por una pieza con baño, durante tres días, el total de 35 mil pesos. En general, los alquileres durante los días de fiestas rondaban los 35 y 40 mil.
A pesar de estas caras espinas que los pies cansados de los peregrinos encontraron en su camino, ayer llegaron a los peldaños de la Basílica de Itatí con su promesa cumplida y prestos a rezar por salud, trabajo y un futuro más clemente al bolsillo.
EMPRENDEDORES, EN UNA CARRERA CON LOS PRECIOS EN ALZA
La noche de acampe en el Paradero del Peregrino es parte de la tradición que se mantiene desde hace más de cien años. EL LIBERTADOR entrevistó a la Tienda de Hathi, la única de venta exclusiva de elementos de acampe de San Luis del Palmar y que abre cada año en el período de peregrinación, de abril a julio.
Esta iniciativa de Milagros Alcaraz Meza y Roberto García, un matrimonio que acompañó a San Luis Rey de Francia infaltablemente cada julio, este año se enfrentó a un panorama desalentador para los emprendedores de distintos rubros.
«En los últimos años, en junio siempre hay un aumento significativo del dólar. Tengo memoria de esto porque debemos reponer stock y viene un aumento. Tratamos de mantener el precio de mayo hasta el 13 de julio y este año hicimos un esfuerzo descomunal, que lo pudimos hacer porque teníamos mercadería en stock y no necesitamos comprar nueva», relataron.
Debido a la pandemia, la mercadería que compraron con lo vendido en 2019 quedó almacenada durante dos años. Se mantuvieron en un lugar seco para impedir que la humedad les afectara y así fue como este año pudieron volver a comercializarse.
«Antes de la suba del dólar, subimos mil pesos por carpa, que rondan entre 11 y 16 mil pesos. Las carpas grandes y caras las tuvimos que sacar de la venta porque las estábamos vendiendo a 20 y 25 mil pesos, cuando para nosotros comprarlas hoy nos cuesta 40 mil pesos. No subimos el precio, sino que las retiramos y esperaremos al año que viene a saber cuánto es lo que valen. Colchones, infladores y bolsas de dormir tenemos a la mitad de precio de las cadenas de supermercados», detallaron.
Sin embargo, durante este período de venta de abril a julio para Hathi, la tienda tuvo que correr a la par de los precios en aumento y no pudo ganar. «La primera compra que hicimos este año fueron dos gacebos, con un costo de 27 mil pesos con envío. Hicimos una siguiente compra y conseguimos a 32 mil pesos. Para una tercera compra, el costo era de 47 mil pesos, con una diferencia de diez días a la anterior. Mientras estaban en camino, volvió a aumentar a 74 mil pesos. Nosotros lo mantuvimos a 60 mil hasta el 13 de julio, a pesar de que ya fuera pérdida», explicaron.
PRECIO PEREGRINO
«Por una cuestión de lealtad al peregrino, siempre mantenemos los precios hasta el 13 de julio. Pero a partir de esa fecha, hay que actualizar. De donde compramos ya lo retiraron de la venta, entonces los precios no están disponibles, ni podés estimar», comentaron.
También explicaron que otorgan créditos personales, para prescindir del uso de las tarjetas de crédito, «que aplican un recargo muy alto, a nosotros del 25 por ciento y al cliente le arrancan la cabeza».
«En el caso de los créditos personales que otorgamos, comenzamos desde agosto así cada quincena o cada mes, la gente puede ir depositando su cuota. Lo retiran cuando terminan de pagar».
Lamentablemente, contaron que «se vendió mucho menos que otros años, al no tener facilidad con las tarjetas, no quieren desprenderse del efectivo».
Desde la tienda, señalaron el gasto que se tiene durante la estadía en Itatí. «El sanluiseño sabe que tiene que llevar todo, porque allá es muy caro. Una gaseosa que vos podés comprar acá a 250 pesos, allá va a salir 500 pesos. Muchos hospedajes estaban disponibles porque la gente no estaba dispuesta a pagar lo que piden», apuntaron.
«No sé cómo seguimos resistiendo, ni cómo se vive en un país donde un sueldo no alcanza para una casa. Donde hay que arremangarse y buscar el rubro. A nosotros esto nos daba ganancias, ahora nos va a alcanzar solamente para reponer mercadería», concluyeron.
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