Mano derecha del Procurador del Tesoro de la Nación, es Director de la Escuela de Abogados del Estado. Apuntó a la gran diferencia que, para los profesionales del Derecho, es trabajar para el Estado que para el sector privado. Observó que la «justicia», como principio, «se va apagando poco a poco».
02-TAPA-POLITICA-15Guido Croxatto, que además de abogacía estudió filosofía en la UBA, es especialista en derechos humanos y actualmente director nacional de la Escuela del Cuerpo de Abogados del Estado de la Nación (Ecae), que integra la Procuración del Tesoro de la Nación, a cargo del doctor Carlos Zannini.
Un currículum académico sobresaliente, abanderado en la Universidad, con cursos en Alemania y Francia, aunado a un fuerte compromiso político y un aire un poco descontracturado y seductor.
Croxatto estuvo en Misiones, en una visita que tuvo como eje la federalización de las actividades de la Escuela del Cuerpo de Abogados del Estado. En su actividad en Posadas, en el contacto con autoridades de la Justicia Federal y con el ministro de Gobierno, Seguridad y Justicia, Marcelo Pérez, lo acompañó la senadora, Carolina Martínez Llano.
Importa recordar que antes de la pandemia Croxatto integró la comitiva que acompañó al doctor Carlos Zannini en su visita a Corrientes donde firmó convenios con el decano de la Facultad de Derecho, visitó al gobernador Gustavo Valdés y al ex diputado nacional Rodolfo Martínez Llano.
Así se desarrolló el diálogo d Croxatto con EL LIBERTADOR:
¿Cuál es el eje con el que trabaja la Escuela del Cuerpo de Abogados del Estado?
-Capacitar más y mejor para defender más y mejor los intereses de la Nación, como decía Scalabrini Ortiz. Esos intereses han sido postergados mucho tiempo. Incluso en las aulas de esta escuela daban clase los estudios que hacían grandes fortunas litigando contra el Estado. Terminamos con esa contradicción. También son pilares para nosotros la federalización real, práctica y la defensa de la soberanía. No se puede defender al Estado, defender la soberanía nacional, sin ser federal en los hechos. No se puede ser federal desde un escritorio en plaza de mayo y dando clases a abogados que solo conocen la realidad de buenos aires. Tenemos un país muy diverso y rico, para poder defenderlo bien lo tenemos que conocer a fondo. La Escuela de Abogados del Estado es una Escuela de la Nación. No de una ciudad. Muchas veces vemos que en algunas jurisdicciones existe una duplicación de programas y del otro lado, en muchos otros lugares, como Misiones, donde no existe una escuela de abogados del Estado provincial, no tenemos cubierta una necesidad básica: capacitar para defender los intereses de la Nación. Nada es más noble que eso. Tenemos que trabajar en conjunto para capacitar a nuestros abogados. Necesitamos un cuerpo que funcione codo a codo para defender en serio a nuestro país. El país lo necesita.
DIFERENCIAS
Usted repite mucho la importancia de volver a pensar la abogacía pública. Habla de la jerarquización de la abogacía pública ¿En qué consiste?
-La abogacía pública no es lo mismo que la abogacía privada, corporativa, orientada a hacer negocios. Se han confundido tanto que uno necesita volver a resaltar la diferencia que existe. Una cosa es trabajar en un estudio privado, otra, trabajar en el Estado. La abogacía pública, que no se reduce pero cubre a la abogacía del Estado, es una tarea noble, porque está orientada al bienestar colectivo, al interés público. No al enriquecimiento personal o sectorial. Tenemos que recuperar esas consignas. Volver a levantar esas banderas que han sido atacadas y denostadas durante mucho tiempo. Tenemos que estar orgullosos de lo que hacemos. Ser abogado del Estado es trabajar por el desarrollo nacional. Por el interés público, no privado. Entendemos que la principal enseñanza que podemos brindar en esta escuela no se encuentra en los libros: la defensa del interés público, el amor al propio país, no es algo que uno saque de los manuales. Es algo que uno debe sentir, compartir, ver en los docentes. Ese compromiso tiene que ser algo vivo. Muchas veces los docentes dicen una cosa y cuando salen del aula, hacen otra. Y los estudiantes de Derecho perciben esa contradicción. Ese abismo entre la teoría y la práctica. Y poco a poco, dejan de creer en el Derecho. Dejan de confiar. La «justicia» como principio se va a apagando poco a poco. Ni los abogados creen en ella.
¿Está devaluada la abogacía?
-Yo creo que sí. Hoy nadie les cree a los abogados. Tampoco mucho a los jueces. Hay una crisis de la justicia como poder del Estado y una crisis del Derecho, diría, en su conjunto. Hemos perdido la confianza en el que Derecho es una herramienta que puede ayudar en serio a construir una sociedad más justa. Más digna. Tenemos que volver a creer que eso es posible. Sino, ¿para qué somos abogados? ¿Para qué estudiamos Derecho? ¿Por qué elegimos esta carrera?
Terminar con la tercerización
¿Cuáles son los objetivos con los que trabaja la Escuela de Abogados del Estado de la Nación?
-Primero, terminar con la tercerización de la formación de nuestros abogados. Los tiene que formar el Estado, como el Isen forma al servicio diplomático, en la Cancillería, nosotros tenemos que formar al servicio jurídico. No podemos tercerizar la formación de quienes van a tener en sus manos nada menos que la defensa de la Nación argentina, la defensa de los intereses del Estado. Es una tarea demasiado importante como para dejarla en otras manos. El precio que pagamos como Estado y como sociedad por tercerizar o haber tercerizado esa capacitación en espacios que funcionan con otras lógicas, y que han hecho incluso negocios con la formación de los abogados del Estado, es un precio demasiado caro. Hoy la Ecae es prioridad porque volvió a ser prioridad la defensa de la Nación. La defensa del interés público. Por eso nos hemos propuesto jerarquizar los programas que se imparten en la Ecae, la especialización y la Maestría en Abogacía del Estado, que la gestión anterior había tirado por la ventana y hoy volvió a recuperar su lugar. La abogacía del Estado no es un juego. Es una tarea medular para resguardar nuestro desarrollo. Para que no nos vulneren. Para que no nos priven de nuestros recursos, tierras. Tenemos un país increíble, pero tenemos que saber defenderlo. Tenemos que aprender a defenderlo. Para eso está la Ecae.
En Misiones compartieron actividades académicas con visitas a ministros provinciales ¿Qué balance realiza?
-Muy positivo. La impresión que me queda, luego de ver por ejemplo autoridades de la justicia federal, a los ministros de Gobierno, Cultura y Trabajo provinciales, incluyendo a la Fiscalía de Estado y la Asociación Misionera de Derecho Administrativo, donde abundan las diferencias de color político, es que cuando trabajamos en serio para defender los intereses de la Nación, estamos todos del mismo lado y dejamos casi todas nuestras diferencias partidarias de lado. Dejamos atrás cualquier distinción partidaria y cualquier discusión de superficie. Nos ponemos la camiseta. En Misiones lo noté muy especialmente. Creo que es algo valioso. Misiones tiene menos frontera con Argentina que con Brasil y Paraguay. Es un lugar muy importante para hablar de soberanía. Hay intereses que deben estar siempre por encima de nuestras diferencias políticas: esos intereses deben ser políticas de Estado. Y en eso tenemos que estar todos de acuerdo. No podemos resignar un milímetro de nuestra soberanía. No podemos resignar nuestro desarrollo. No podemos poner todo en debate siempre. Algunas cosas deben ser política de Estado y no discutirse cada cuatro años o dos. Así se crece.
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