Se lo conoce como Tapé Caá y los vecinos de más edad relatan que hace muchos años allí ocurrió un hecho trágico. El desafío para los valientes es caminar ahí, donde reina la oscuridad y sin ningún elemento de iluminación. Dicen que solo así es como algunos llegaron a ver a un jinete que llega del más allá.
De los muchos mitos y leyendas que atraviesan la provincia hay algunos que agrupan miedos similares. Por ejemplo, el no querer pasar por determinados lugares durante la noche. En cada localidad hay sitios sobre los que cuentan historias que muchos no creen, pero que casi nadie se anima a refutar. Ese es el caso del conocido Tapé Caá, un camino ubicado al Norte de la zona urbana de Mburucuyá en el que, cuando cae el sol, pasan cosas extrañas que causan escalofríos a la gente del lugar.
Esta historia la relató el docente, escritor y gestor cultural de Mburucuyá, Topeka González, quien se dedica a recopilar y dar a conocer informaciones sobre sucesos, personajes, tradiciones, lugares y leyendas de su localidad a través de su perfil de Facebook con el espacio: Reliquias de mi pueblo. Es allí donde mencionó lo que se dice del Tapé Caá.
«Los caminos de mi pueblo tienen historias y otros misterios que supera a la lógica de lo posible, como es el caso de Tapé Caá (camino de yerba), que está ubicado a tres kilómetros de la zona urbana, en el sector Norte. Tiene una extensión aproximada de 600 metros», relató y sobre la historia trágica, mencionó que data del año 1941 y que involucró a dos jóvenes a lo que nombró como Ramona y Gervasio.
Según González, recopiló datos entrevistando a los vecinos de más edad, estos jóvenes se conocieron en una famosa pista de baile del pueblo llamada El Amanecer, que estaba ubicada por calle Moreno casi Sargento Cabral. Ambos se enamoraron, pero lo que parecía ser una historia de romance que se encaminaba a ser feliz, terminó de la peor manera.
«Cuando Gervasio fue al pago a hablar con los padres de Ramona para formalizar la relación, la respuesta de ellos fue un rotundo no», contó González y agregó que desde entonces, el papá de la joven lo amenazó para que dejara en paz a su hija. Ellos, por supuesto, no hicieron caso y se siguieron viendo a escondidas hasta que llegaron a la conclusión de que podrían escapar juntos hacia Santa Rosa.
«Ramona aceptó la propuesta y se pusieron de acuerdo. Llegó el día y en horas de la madrugada ella, con un pequeño atado de ropa salió de su casa para encontrarse con Gervasio en el Tapé Caá. Pero fue tanta su emoción que no se dio cuenta que su padre le seguía con revólver en mano.
Gervasio le estaba esperando a caballo y en el momento que ella iba a subir con él, apareció el padre y tras enfocarlo con una linterna y sin mediar palabras, le disparó varias veces. El fatal fue el tiro en la cabeza, cayendo muerto Gervasio al suelo donde Ramona llorando desconsoladamente abrazaba a su amado», continuó el relato, aunque la historia no terminó allí.
APARICIONES
Como suele ocurrir alrededor de hechos trágicos como el asesinato del joven enamorado en el camino mburucuyano, las historias sobrenaturales no tardaron en aparecer. González menciona que la joven no volvió a ser vista desde entonces. «Algunos aseguraban que había enloquecido», dijo y agregó: «A partir de entonces, lamentablemente, el Tapé Caá tiene su fantasma».
El escritor hace una afirmación contundente sobre lo que pasa en ese camino: «A los que transitan en horas de la noche por ese lugar, en el momento menos esperado aparece un jinete a toda velocidad, como si fuera que los va a chocar».
DESAFÍO
«El Tapé Caá en horas de la noche es muy tenebroso y reina en el lugar un profundo silencio. Por la oscuridad del camino no se ve absolutamente nada», describió González y finalizó su relato con una invitación: «Si a alguien le gustaría vivenciar el misterio del Tapé Caá, le espera el desafío de cruzar solo y sin ningún elemento que produzca luz». Para algunos esta no es más que una historia popular. Pero lo cierto es que hasta ahora, casi nadie se animó a aceptar.