Corrientes atraviesa una situación crítica como consecuencia de intensas lluvias registradas en un corto período de tiempo, que provocaron anegamientos generalizados y el desborde de cursos de agua en distintas localidades.
Uno de los puntos más afectados es San Luis del Palmar, donde la crecida de arroyos y del riachuelo que circunda la ciudad obligó a evacuar a más de doscientas personas que residían en zonas vulnerables.

El avance del agua fue rápido y sostenido, generando inundaciones en barrios completos y forzando a numerosas familias a abandonar sus viviendas de manera preventiva.
La emergencia se desencadenó tras precipitaciones de gran intensidad que saturaron el suelo y elevaron de forma abrupta los niveles hídricos, una situación que se mantiene bajo observación constante debido a la persistencia de condiciones climáticas inestables.
Las personas evacuadas fueron trasladadas a distintos espacios comunitarios de la localidad, entre ellos polideportivos, salones comunitarios y capillas, acondicionados para brindar alojamiento temporal.
En estos lugares se garantizan condiciones básicas de seguridad, abrigo y alimentación, mientras se evalúa de manera permanente la evolución del fenómeno climático y el comportamiento de los cursos de agua.
La emergencia hídrica mantiene en alerta a autoridades provinciales y municipales, que trabajan de manera coordinada para reducir riesgos y evitar daños mayores.
ASISTENCIA ESTATAL Y TRABAJO TERRITORIAL

Desde el inicio de la emergencia, equipos del Ministerio de Salud Pública, en articulación con personal municipal, áreas de Desarrollo Social, Defensa Civil y otras dependencias del Estado, desplegaron un operativo sostenido en el territorio. La presencia permanente de estos equipos busca garantizar una respuesta integral frente a las múltiples necesidades que surgen en contextos de evacuación.
En los centros de alojamiento, las familias reciben asistencia sanitaria continua, controles médicos preventivos y acompañamiento social. El objetivo principal es preservar la salud de las personas afectadas, especialmente ante el riesgo de enfermedades asociadas a la humedad, el hacinamiento y las condiciones propias de una situación de emergencia prolongada.
La subsecretaria de Gestión Sanitaria del Ministerio de Salud Pública, Silvina Vega Bajo, subrayó la importancia del abordaje preventivo al señalar que “entre las personas evacuadas hay una gran cantidad de niños y niñas, lo que refuerza la importancia del trabajo preventivo en salud, higiene y seguridad. Los equipos sanitarios realizan controles constantes y permanecen disponibles durante todo el día para evitar riesgos y atender cualquier eventualidad”.
El despliegue sanitario incluye la provisión de insumos básicos, la vigilancia epidemiológica y la atención inmediata ante cualquier cuadro que requiera intervención médica. Estas acciones se complementan con tareas de información y concientización destinadas a las familias alojadas, con el fin de reducir riesgos y promover hábitos de cuidado en un contexto especialmente sensible.
IMPACTO SOCIAL Y ACOMPAÑAMIENTO COMUNITARIO
La emergencia se produce a pocos días de las celebraciones de fin de año, un factor que intensifica la carga emocional de las familias afectadas. La imposibilidad de permanecer en sus hogares y la incertidumbre respecto de cuándo podrán regresar generan angustia y preocupación, especialmente entre quienes han perdido bienes materiales o dependen del día a día para su subsistencia.

En este escenario, la intervención del Estado no se limita a la asistencia material, sino que busca también brindar contención humana y acompañamiento emocional. El trabajo conjunto entre organismos oficiales y la comunidad resulta central para sostener a las personas evacuadas en un momento marcado por la vulnerabilidad y la espera.
Vecinos, trabajadores de la salud, agentes municipales y provinciales comparten jornadas extensas en los centros de evacuación, atravesadas por la urgencia y la necesidad de respuestas inmediatas.

