Sin paciencia ni capacidad de soportar se producen las rupturas y desencuentros, por lo que «volvemos a los sectores, enfrentándose unos contra otros, y manteniendo el país paralizado. No paralizado, ¡retrocediendo!», dijo el arzobispo de Corrientes, monseñor Andrés Stanovnik, como análisis y balance de lo que dejó la mega manifestación de fe del fin de semana con motivo del 122º aniversario de la Coronación Pontificia de la imagen de la Virgen de Itatí.
Ante momentos muy especiales que vivió la multitud de creyentes con la participación presencial después de dos años de las restricciones por la pandemia del Covid-19 y de tres desde la última asistencia para los festejos en 2019, el pastor mayor de la Iglesia en la provincia de Corrientes manifestó que «realmente fue conmovedor lo de la noche del viernes, después de los baldazos de agua que nos mandó Dios desde el cielo a través de la Virgen; que no sólo nos mojó, sino que nos empapó», describió con una sonrisa para resaltar, como ya lo había dicho en la homilía de la misa central el sábado, que «sin embargo nadie se movió; nadie se movió -insistió-, así que esperemos que la Virgen se encargue de que nada de gripe ni cosas raras, ¡qué cuide a sus hijos y sus hijas!»
«Eso por una parte; y como decía antes, ¡qué capacidad de soportar! Porque ante una adversidad de estas, la primera reacción es tratar de disparar, de correr, de taparse, de salir de esa situación. Sin embargo, nuestro pueblo creyente ¡permaneció ahí! ¡Y permaneció alegre, paciente, con capacidad de soportar!», relató.
UN MENSAJE
PROFUNDO
Fue cuando con especial tono apuntó: «Esto es sumamente importante; es un mensaje profundo. Porque el impaciente ¿qué hace? Quiebra, rompe; en los vínculos por ejemplo, sea en la pareja o en la sociedad o en la función pública; tenemos experiencia de esto en nuestra Patria, de sobra. Como consecuencia ¡no terminamos de encontrarnos», porque apenas establecemos unos vínculos posibles, abiertos, y bueno, alguien se encarga de romperlos». Lamentó entonces que de ese modo «volvemos a los sectores, enfrentándose unos contra otros, y manteniendo el país paralizado. No paralizado, ¡retrocediendo!». De allí es que subrayó que «la paciencia es fundamental».
Explicó que «Dios, en quien nosotros creemos, es paciente; y la otra nota es la capacidad de soportar la adversidad. Esto es muy importante. El paciente y el que es capaz de soportar la adversidad llega lejos, hace camino, progresa, desarrolla, pone sus talentos para el bien común y nos beneficiamos todos», aunque no dejó de admitir que, ciertamente, «no es fácil, no es fácil la paciencia, pero no hay otro camino».
EJEMPLOS
DE VIRTUDES
Respecto al pueblo correntino, que con paciencia resiste y sabe sobreponerse a las adversidades, reflexionó que «ese planteamiento es muy bueno, porque uno dice para qué voy a hacer ese esfuerzo de 72 kilómetros», y se detuvo para comentar que en el atardecer del viernes cuando se trasladaba a Itatí en vehículo, «a unos 7 kilómetros por el atajo, había gente, ¡jóvenes!, que apenas caminaban del cansancio y uno puede preguntarse porqué hacen ese esfuerzo. Pero ese esfuerzo tiene una simbología, un mensaje muy profundo. Es decir, esa capacidad de enfrentar la adversidad y el dolor es un mensaje para que en la vida nos demos cuenta de que ese es el modo de convivir y soportarnos y de tenernos paciencia; y de no romper; y de no sentarnos y en la mitad del camino tomar otro atajo e irnos a otros lugares que son mucho más ‘divertidos’, por decirlo de alguna manera. Una forma de expresar la importancia que tiene la virtud de la paciencia y del soportar».
LA ÚNICA
ALTERNATIVA
«Si lo pensamos en una escala más amplia, que es la de los argentinos, tenemos que ponernos en ese camino porque sino no vamos a avanzar», deletreó para advertir que «la contrapartida es el caos y el enfrentamiento. No hay alternativa. Además tenemos experiencia de esto. No volvamos para atrás, encontrémonos», reclamó y alentó.
Agregó que la fe en Dios, «en ese Dios que nos dejó la Virgen, ese Dios cercano que se hizo hombre, nos invita al encuentro. Por eso la fe y la vida son los dones más importantes que tenemos los seres humanos. Pongámonos a caminar juntos», instó finalmente.
.