Desde 2018, Mandioquitas de Campo se ha propuesto llevar a los hogares una solución práctica sin sacrificar la calidad de un producto con profunda raigambre en la gastronomía regional: la mandioca. Hernesto García, propietario de la marca, explica que la iniciativa surgió para «satisfacer la demanda de las personas modernas, que por ahí no tienen ni tiempo ni quieren tomarse el trabajo de estar pelando una mandioca».
La clave del éxito de este emprendimiento familiar, donde trabajan Hernesto junto a su señora Leda y su hijo Jorge, radica en ofrecer un producto siempre disponible y de calidad constante. «Las ventajas que tiene el producto», son claras: practicidad y acceso a mandioca de primera durante todo el año. «Uno abre el freezer y tiene el producto listo», destaca García, contrastando con la estacionalidad y variabilidad de la mandioca fresca, que «en otras épocas del año la mayoría de las veces está dura, está fea, está manchada».
Con su planta de procesamiento ubicada en Gobernador Virasoro, Mandioquitas de Campo se beneficia de las «tierras coloradas» características de la región, similares a las de Misiones, que otorgan a su mandioca una calidad diferencial. El proceso es meticuloso: «Hay control bromatológico, controles de calidad de producto, calidad de materia prima, selección de materia prima y después, una vez procesado, pelado y cortado y genizado se hace el envasado», detalla García. Este riguroso control asegura que la mandioca «siempre cocina bien, siempre está limpita, no tiene manchas, siempre está en perfectas condiciones». De hecho, enfatiza que «si la mandioca no está linda, nosotros no arrancamos», y si es necesario, se detiene la producción hasta que cumpla los estándares.
Más que vender mandioca, García considera que ofrecen «un servicio». «No compararía la mandioca que nosotros vendimos con la de la verdulería, porque nosotros vendemos un servicio. Vendemos un producto de calidad que siempre cocina y que está disponible todo el año», afirma. Este servicio implica asegurar que el consumidor aproveche el 100% del producto, sin el desperdicio habitual de la mandioca fresca.
Actualmente, Mandioquitas de Campo abastece a las provincias de Corrientes y Chaco, encontrándose en mayoristas, supermercados, carnicerías, pollerías, minimercados e incluso en «boutiques de comestibles tipo gourmet», y comercios de especialidades. Ofrecen tres presentaciones para adaptarse a diversas necesidades: la tradicional de 630 gramos (ideal para cuatro personas); la Gastronómica, de 2.5 kilogramos, y una popular versión en chips de 320 gramos, láminas listas para hornear o freír.
Aunque la demanda es alta, los planes de la familia García no se centran en una expansión geográfica agresiva, sino en «atender bien esta zona» y, fundamentalmente, en «mantener la calidad, que no es una cosa fácil». «El compromiso nuestro es de hacer las cosas bien», subraya Hernesto, agradeciendo la fidelidad de los consumidores y el apoyo de los supermercados.
Para quienes deseen probarla, García recomienda cocinarla al gusto de cada uno, aunque usualmente la mandioca está lista entre 25 y 35 minutos de hervor. «Nosotros respetamos y valoramos lo que cada familia conoce y el arte que tiene en la cocina», concluye.
Los interesados pueden encontrar más información y seguir a la marca en sus redes sociales: @mandioquitasdecampo tanto en Instagram como en Facebook.