Las playas de Corrientes reciben más de 100 mil visitantes por día, tanto de la ciudad Capital, como de la ciudad de Resistencia, de otras localidades del Interior y provincias vecinas. Desde el inicio de la 32ª Fiesta Nacional del Chamamé, sumado a las altas temperaturas y al período de vacaciones, pasan por las playas un mayor número de turistas y correntinos dispuestos a comprar más de lo habitual.
EL LIBERTADOR recorrió las playas de la Costanera Sur durante el fin de semana y notó que los vendedores ambulantes copan los balnearios e instalan sus puestos de venta al público, con el fin de ofrecer los más variados alimentos, productos y juguetes.
En el transcurso de la tarde, y sólo en la playa Arazaty, se pudo ver pasar a los vendedores y artesanos, quienes recorren la orilla del río Paraná con sus canastos, cajas, mostradores y percheros. Se puede conseguir, desde chipá, churros y pan casero para acompañar el tereré o el mate, hasta pulseritas, tobilleras, sombreros, gorras, anteojos, vestidos y pareos, baldecitos e inflables para niños y hasta un puesto de tatuajes provisorios.
Sobre la Costanera, el escenario es similar, ya que también se ofrecen a los transeúntes: mesitas de pino, globos con luces, más juguetes y juegos recreativos para la playa y artesanías varias. Además de los puestos de comida ya instalados en la Costanera, también se ofrece pororó, garrapiñada y la tradicional «tutuca», para grandes y chicos.
Consultados por este medio, muchos de ellos afirmaron trabajar muchas horas, incluso bajo el sol abrasante, con el objetivo de concretar las ventas que necesitan durante el día. Algunos dijeron que están desde las 10 aproximadamente hasta las 20, horario en el que los bañistas se retiran del lugar.
Muchos de ellos son jóvenes que buscan llevar sus ganancias al hogar, ofreciendo productos de elaboración propia. Otros trabajan en grupos, vendiendo por comisión lo que ofrecen otros comerciantes de la Costanera. Por ejemplo, los vendedores de chipá, en la playa, hacen un recargo del 10 por ciento respecto al valor del mismo panificado que se puede comprar en los puestos fijos que están a pocos metros sobre la calle.
También, la mayoría de los ambulantes, adaptándose a las nuevas modalidades de pago, cuentan con alias para las transferencias por celular, lo cual utilizan como publicidad, claramente visible en sus atuendos, para ganar alguna ventaja.
LOS PRECIOS
Los comerciantes de la zona definen a las ventas como «buenas» ya que la gente les compra. «Estamos vendiendo muy bien» es el comentario que realizó la mayoría de los consultados, quienes aseguraron que la temporada está teniendo, sorpresivamente, una demanda considerable.
Para el caso de la vestimenta, un vestido de hilo cuesta alrededor de 2.500 pesos; una gorra de adulto unos 2.000 y para niños, 1.000; un par de lentes de sol, entre 1.000 y 1.500, remeras entre 3.700 y 4.000 pesos.
Por su parte, el rubro juguetes es el que más llama la atención de los niños, con baldecitos y palas de 1.500 a 1.800 pesos, juegos de cartas de 250 y 350 pesos, raquetas de 1.000 a 1.700, «flota flota» de 500 y salvavidas o alitas inflables de 1.500 y 1.200 pesos. Tampoco quedan atrás los globos, con motivos infantiles a 700 y con luces, a 1.200 pesos. «Lo que más piden los chicos son los globos con luces», dijo una vendedora muy sonriente con sus productos sobre la vereda.
Los más grandes también pueden elegir, ya que se les ofrece sombrillas a 3.000 pesos, mesitas de camping de 2.000 y 600 pesos, o comida; como churros en promos de 3 por 300 o chipá en bolsitas de 3 por 500 pesos.
PARA SOUVENIRS
En el recorrido por la Costanera, también se puede encontrar un «food truck» frente a la entrada de la playa Arazaty, que exhibe remeras y vasos, con logos y dibujos alusivos a la Fiesta Nacional del Chamamé.
Las remeras pueden conseguirse en talles pequeños para niños y tamaño de adultos, con distintos diseños que representan el evento provincial del momento.
Sus propietarios, Nancy y Fabián, comentaron que estarán allí hasta el 27 de febrero ofreciendo sus productos. «También tenemos uno como este en el Cocomarola», indicaron, ya que cuentan con otro puesto similar, pero de mayor tamaño fuera del anfiteatro donde se celebra el acontecimiento más convocante de la región y donde ofrecen, además, otros souvenirs, como tazas y llaveros para los turistas.
Contaron que trabajan con insumos de producción local, como es el caso de las remeras, y que las estampas las diseñan y realizan ellos con su emprendimiento.
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