Sin emergencia agropecuaria, agravado por la escalada de precios y sumido por la escasez de agua, el sector arrocero sigue acumulando pérdidas en el peor año de su historia. Ahora, ante la posibilidad de reducir el área de siembra, casi sin esperanzas, los productores evalúan seriamente migrar hacia siembras adaptadas a suelos con menor capacidad hídrica, como el trigo.
La siembra del antiguo «oro vegetal» significaría a los productores arroceros correntinos una doble oportunidad para migrar hacia un escenario más amigable con el entorno agreste, sin salirse del cultivo de cereales ante una reducción creciente en la región Centro del país también afectada por escasa disponibilidad de recursos hídricos.
La siembra de trigo, un cultivo no tradicional en Corrientes, daría al sector margen para reevaluar las proyecciones del Banco Mundial que veinte años atrás lo ubicaban como uno de los cinco «núcleos duros», con mayor potencial internacional en territorio correntino.
«Se trata de una actividad poco común que salvaría de la crisis total a un sector que sigue viendo pérdidas por todas partes, y que tiene que abrirse paso en un contexto en el que todos los sectores están cayendo por una pendiente sin freno de mano», se señaló a EL LIBERTADOR desde el sector.
PÉRDIDAS CALAMITOSAS
Al concluir el primer semestre de 2023, tal como anticipaban a EL LIBERTADOR en su edición del 6 de marzo pasado, los sectores productivos refuerzan sus peores predicciones calculando que en los próximos meses podrían perder otros 350 millones de dólares.
La suma se añade a una pérdida calamitosa de 650 millones de dólares, acumulada desde diciembre de 2021 con el inicio de la seca y las primeras advertencias de incendios de magnitud, como los que finalmente devoraron la mitad del territorio correntino en pocos meses de 2022.
.