Antes de finalizar marzo, distintas panaderías capitalinas aumentaron el precio del kilo de pan entre los 380 y 420 pesos, y en el sector advirtieron que la escalada de costo seguirá debido a las elevadas subas en los productos de elaboración.
«La situación real y actual es que esto no paró desde que empezamos con estos cambios en la economía argentina; los cambios de precios para arriba viene acompañado desde la harina hasta el último producto que tenemos dentro de la industria, llámese la materia prima secundaria, todo lo que tiene que ver para la elaboración, no paró nunca de aumentar. Así también la energía, tanto el gas como la electricidad», dijo el representante de la Asociación de Panaderos de Corrientes, Nelson Arriola, en diálogo con EL LIBERTADOR.
De esta manera, explicó, los incrementos en los panificados van acompañados del contexto inflacionario. «Nosotros somos el último eslabón de la cadena que llegamos al consumidor y somos los que ponemos la cara todos los días, y con esta situación tenemos que acompañar a nuestro trabajo porque es nuestro medio de vida», describió.
También agregó que «tenemos que pagar sueldos e impuestos y todo sale de lo que producimos en nuestro establecimiento, y si no pagamos, nuestro negocio corre el riesgo de perder trabajo, achicar mano de obra, dejar de pagar impuestos; es una cadena de problemas que lleva que estemos en esta situación».
MODIFICACIÓN
Por otra parte, recordó sobre la última vez cuando el precio del pan se mantuvo estable «duró sólo entre 15 ó 20 días».
«Queda sujeto a todo el patrón de la materia básica de la harina, después tenemos todos los otros subproductos de nuestra materia de elaboración; pero tenemos que estar pendientes de los aumentos, porque los que suben son los cotidianos», enfatizó y continuó «tenemos que ir acompañando sino quedamos lejos, nuestro trabajo se queda en el camino a la hora de que no podemos reponer materias primas que hemos consumido».
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