Luego de una de las semanas de mayor incertidumbre económica del año, continúa siendo incierto el panorama, especialmente en los precios de los alimentos y todos los productos de consumo masivo. En Corrientes, esta situación se reflejó con remarcaciones, cupos para las compras, entregas de mercaderías frenadas y falta de precios en góndolas y de valores de referencia.
Los economistas ya estiman que la inflación de julio tendrá un piso del 7 por ciento en la Argentina, pudiendo ser una de las más altas del año según adelantó el portal Infobae. El jueves, el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) dará a conocer el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de junio, que promete ser más alto que el de mayo, cuando la cifra en el Nordeste argentino fue del 5,3 por ciento, lo que llevó el acumulado en los primeros cinco meses del año a 29,9 y el interanual, a 61,8.
La primera semana del mes estuvo marcada por el desequilibrio económico desencadenado por la renuncia del ex ministro de Economía de la Nación, Martín Guzmán, lo que disparó un agravamiento de la crisis a partir del resurgimiento de las actitudes especulativas provocadas por el comportamiento negativo de variables económicas como el dólar ilegal, que cerró el viernes a 273 pesos.
En Corrientes, al igual que en el resto del país, la situación provocó distintos comportamientos en el sector comercial, todos perjudiciales para los consumidores, como la remarcación de hasta el 30 por ciento en todo tipo de productos, especialmente en los alimentos y bebidas.
Además, comerciantes locales de distintos rubros consultados por EL LIBERTADOR expresaron que la suba de precios se debe fundamentalmente al comportamiento de los proveedores, que frenaron el reparto de mercaderías o las entregan con el remito abierto, lo que significa que recién en algunas semanas informarán los precios a pagar a partir de la evolución de la situación económica a escala nacional.
Además, fue común ver en las góndolas faltante de algunos productos, cupos de compra por persona o grupo familiar y falta de etiquetas con precios.
Todos los consultados coinciden en que la incertidumbre es total y en un diagnóstico: la suba de precios afectará el poder de compra de los consumidores y, por ende, disminuirán las ventas.
INGRESO FAMILIAR
En este contexto, vale mencionar que según el último Índice de Precios Barrial (IPB) realizado por el Instituto de Investigación Social Económica y Política Ciudadana (Isepci), una familia tipo correntina necesitó en mayo 93.692,90 pesos para no ser pobre y 41.827,19 para no ser indigente. Con los incrementos de precios de junio y de los primeros días de julio, el umbral de la pobreza seguramente ya está cerca o superó los 100 mil pesos, un monto que muy pocos trabajadores logran.
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