“Busquen primero el reino y su justicia, y todo lo demás se les dará por añadidura”. Esta frase de san Mateo (6,33) es el lema que ilumina a Horacio Abel Villasanti para dar el paso definitivo hacia su entrega total a Dios y a su Iglesia. Él será ordenado sacerdote este viernes 4, a las 19, en el Santuario de Nuestra Señora de la Merced. Recibirá el Orden Sagrado por la oración de toda la Iglesia y la imposición de manos del Obispo auxiliar, monseñor José Adolfo Larregain.
Para Horacio, ser presbítero se resume en eso, trabajar por el reino, por la justicia junto al pueblo, a la comunidad. Todo los demás, es obra de Dios en sus vidas. “Como sacerdotes, tenemos que estar con la gente, acompañar, guiar, enseñar la Buena Nueva; el resto, lo que tiene que ver con nosotros mismos, es providencia de Dios”, asegura confiado.
Horacio se siente muy feliz y seguro del paso que va a dar, porque “confío plenamente en Dios, en su gracia para asistirme. Es movilizante sentirse un elegido de entre el pueblo, como dice la Biblia, para estar con y para la gente. Dios es el que llama, y a la vez, con su ayuda, nosotros disponemos los canales de gracias para la misión que nos pide”.
Para él, este momento se resume en dos palabras: “gracia y confianza”, que van de la mano. Porque asegura, “hay que confiar en Dios, por supuesto que uno no está ni estará exento de la tentación, de la caída; pero Dios siempre extiende la mano. De eso hay certeza en el corazón”. Reconoce que “crisis tendremos siempre, debemos ser siempre transparentes en nuestro modo de ser y actuar; pero si él nos confía el ministerio, es porque sabe de lo que somos capaces con su gracia”.
Horacio es correntino, nació en abril de 1978. Su hogar familiar, donde vive su mamá Ángela, está en Paso Martínez, a unos 23 kilómetros del centro de Corrientes. Precisamente, en la capilla cercana a su casa, Nuestra Señora del Rosario, inicio su camino, primero participando de los sacramentos, y luego ya, animándose a dar catequesis. Es el quinto de nueve hermanos (6 varones y 3 mujeres) de los cuales varios, viven en otras provincias. Sus estudios primarios los realizó en Escuela Nº 13; y los secundarios en el CENS Nº 9, del barrio 17 de agosto.
Tras terminar sus estudios, como muchos, buscó futuro en Buenos Aires donde vivió y trabajó varios años, luego regresó. Pero, recuerda que siempre sintió en su vida una presencia de Dios muy especial. Con eso haciéndole ruido en su corazón, se acercó a la Iglesia Catedral para ofrecerse para dar catequesis, formar parte de la comunidad. Y empezó a charlar sobre este llamado al sacerdocio con el padre Oscar Barrios. Inició así un proceso vocacional que luego continuó con el padre Eduardo Romero y finalmente con Horacio Da Silva. Luego ingresó al Seminario Interdiocesano “La Encarnación”, de donde egresó en 2020. Hace casi un año, en la Iglesia Catedral, recibió la ordenación diaconal.
De su experiencia personal, de su camino de fe, Horacio tiene como premisas, la “perseverancia”. En todo, “es una gracia, para buscar y lograr aquellos que uno desea, la perseverancia en la oración, en la obediencia a Dios. Para mí hoy, en este camino sacerdotal que inicio, lo más importante es la gracia de la perseverancia”.
Actualmente, Horacio servía pastoralmente en el Santuario de la Merced, tendrá quizás nuevos destino tras su ordenación de acuerdo a las necesidades diocesanas en cuanto a la atención de las parroquias. Durante su formación en el seminario estuvo en la parroquia San José, esposo, de Barranqueras; en Corrientes, en Santa Catalina de Alejandría, en Nuestra Señora del Rosario de San Nicolás, en San Jerónimo y también en la localidad de Mantilla, en Nuestra Señora del Carmen.