Por Noelia Irene Barrios
EL LIBERTADOR
En un campo al Sur de la ciudad de Mercedes hay una extraña formación rocosa que se eleva en medio de la planicie. La llaman Itá Pucú, nombre guaraní que se traduce como «piedra larga» y es un espacio de riqueza histórica, geográfica y cultural para la provincia. No por eso está ajeno a las creencias y a misteriosos sucesos asociados con su forma rara y única. Por ejemplo, el mito de que la roca no para de crecer o las historias de luces que suelen posarse en el lugar algunas noches solitarias.
«Según los lugareños, esta tiene crecimiento, luces y apariciones que se ven especialmente de noche en torno de ella, habiendo sido en sus orígenes una cruz labrada o puesta allí por los misioneros jesuitas o teatinos, pero que fue perdiendo su forma y crecimiento cuando fueron expulsados del territorio», escribió hace 60 años, el investigador Félix Coluccio.
El historiador folclorista citó que el fenómeno del crecimiento se debía a «la acción de las aguas que arrastran la tierra que rodea la parte exterior de una piedra que la hacen aparecer cada vez más alta y voluminosa». «Entonces para el ánimo preocupado por la idea del crecimiento día a día irá siendo mayor la corpulencia de la animada piedra misteriosa», concluyó. La explicación, por supuesto no resultó suficiente.
Hay una leyenda que cuentan los guías de la zona y que, en parte, da cuenta del misticismo que rodea a la piedra. Dicen que hace mucho tiempo, cuando toda la zona era habitada por el pueblo guaraní, ese lugar era el punto de encuentro de una pareja de enamorados.
CORAZÓN ROTO
Ella se llamaba Mirí y su amante era el guerrero Itá. El relato cuenta que ella lo amaba profundamente y que en un punto del campo, ambos se encontraban cada atardecer. Sin embargo, de un momento a otro, él joven comenzó a cambiar su actitud con ella y un día, antes de asistir a su encuentro, la jovencita lo vio de la mano de otra mujer.
Unos dicen que ella lo llamó, pero él no le respondió y esto rompió su corazón. Ella les pidió ayuda a los dioses y estos respondieron y se la llevaron a la Tierra Sin Mal. Cuando Itá se dio cuenta de lo ocurrido fue hasta su lugar de siempre para pedirle perdón a Mirí, pero la respuesta de los mismos dioses fue un castigo. Lo convirtieron en piedra y le dijeron que tardaría en alcanzar a su amada tantos años como lágrimas ella derramó por él. Por eso, la gran roca solitaria crece lentamente tratando de llegar al cielo.
Otros, aseguran que mientras la roca central tiene al alma de Ita, las que lo rodean representan al corazón roto de Mirí. La creencia dice que, en memoria de estos jóvenes, si las parejas dejan en el lugar una piedrita, la relación durará.
PASO DE ILUSTRES
Sobre los personajes históricos que pasaron por el lugar, esto se debe a que durante el siglo XIX, ese sector, era una posta de recambio de caballos para los viajeros. El sitio Corrientes tiene Payé, enumera que por allí se quedaron a descansar e incluso grabaron su nombre ilustres como José María Paz, en 1841 cuando formó el ejército Libertador de Corrientes. También, Giuseppe Garibaldi en la época que fue vencido en Costa Brava y se internó en Mercedes. Lo mismo hizo Bartolomé Mitre cuando retornó de los campos del Paraguay, para hacerse cargo nuevamente de la Presidencia de la Nación al final de la Guerra de la Triple Alianza.
Por su misticismo o por la belleza del paisaje, Itá Pucú es un espacio que merece ser visitado al menos dos veces. Una para conocerlo y la otra para comprobar si es cierto que creció un poquito más.
Primer registro para el mundo
El ingeniero Juan Pérego, autor del libro Itá Pucú, relata en uno de los capítulos de su obra que el primer registro de esta formación rocosa para el mundo, la hizo el sabio francés Amado Bonpland. Según explicó, fue en el año 1834, cuando escribió Géologie Itapucu.
Pérego relata que en esa obra el naturalista, médico y botánico francés «describe a dicha formación, que acompañada de numerosos dibujos y muestras pétreas fue enviado al Museo de Historia Natural de París».
«Se considera una de las primeras descripciones científicas sobre geología realizada en nuestro país», agrega el ingeniero.
El libro de Pérego es uno de los trabajos más completos sobre las piedras. Contiene datos históricos, geológicos y culturales del monumento natural e ícono de Mercedes.
Emblema de una ciudad
Itá Pucú es un emblema de la ciudad de Mercedes, de hecho, su figura está presente en la bandera de la localidad y en su escudo. En 2017 inauguraron lo que llaman el Parque Histórico y es la oportunidad para visitarla. Se puede visitar de martes a domingo, de 10 a 18.
En cuanto al escudo de la ciudad, la página del Gobierno nacional detalla la simbología. «La figura dominante del blasón es la formación basáltica llamada Itá Pucú (piedra larga, en guaraní) curiosa roca llena de inscripciones que nuestros pueblos originarios consideraban sagrada», dicen sobre la formación rocosa.
«Los animales, la vaca y oveja, representan nuestra actividad productiva principal. El campo de color verde alude a la riqueza del suelo y el campo azul, al cielo», agregan entre otros detalles del emblema.
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