«Sólo la culpabilidad legalmente probada puede destruir la presunción de inocencia», le dice la Jueza al imputado mientras le enumera sus derechos. Acto seguido, el Fiscal se levanta y expone al público la razón por la que está en el banquillo de los acusados: «En este juicio, vamos a probar que Erick Ibarrolla asesinó a Nazareno Correa…». Tras él, hacen lo propio el abogado querellante en la causa y el de la defensa. Todos estos actores tienen un discurso y un solo objetivo, el de convencer al Tribunal para que decida si la persona es culpable o inocente y dicten sentencia.
Erick Ibarrola y Nazareno Correa son nombres ficticios y el juicio es un simulacro que se llevó adelante el martes, en el aula magna del hospital Escuela. Pero el caso es real y la finalidad de esta actividad impulsada por el Poder Judicial de la provincia, también es clara: mostrarle a la comunidad cómo se lleva adelante un juicio oral bajo las reglas del nuevo Código Procesal Penal que se implementará a partir de noviembre en la ciudad.
«Queremos hacerle saber a la sociedad lo que se viene. Esto es ejemplo de un cambio cultural que va más allá de la reforma de la ley. Ya no es más el sistema tradicional de instrucción. Ahora es el acusatorio adversarial, un sistema transparente y rápido, pero también muy exigente en cuanto a capacitación y preparación de las partes que intervienen», explicó a EL LIBERTADOR la doctora Patricia Barbis, quien forma parte de la Comisión Organizadora de la actividad.
El simulacro del martes, se hizo en tiempo real y los actores reprodujeron cosas que se dijeron en el juicio real para reflejar lo más fielmente posible lo vivido por los protagonistas de una audiencia real. Así, durante casi dos horas y media, el público pudo observar las destrezas y habilidades de las partes en un debate. Esto incluyó la presentación del caso, los alegatos de apertura, la declaración de los testigos propuestos por la Fiscalía y la Defensa, los contra-exámenes de estos y la presentación de las pruebas del caso.
MAYOR
PREPARACIÓN
En el debate, dos cuestiones fueron claves para reflejar el cambio de paradigma mencionado. Por un lado, las habilidades de la oralidad que resultan vitales para exponer el caso, pero también para tener el relato ganador que convenza a los jueces. Por el otro, la escucha activa, igualmente importante para que los magistrados tomen la decisión correcta y no se cometa una injusticia. En ambos casos, destrezas que requieren una capacitación permanente de todos los actores de un juicio en las condiciones que impone la nueva normativa.
A la par, todo debe exponerse con lenguaje claro, condición que refuerza la relación entre la Justicia y la comunidad. «Tienen que hablar claro para que todos entiendan», dijo al cierre de la primera parte del juicio, el doctor Eduardo Panseri. Quien también recordó que este es otro punto trascendental de las nuevas audiencias que vendrán, ya que van a ser orales y públicas, salvo en los casos exceptuados por la ley (delitos contra la integridad sexual o aquellos en los que haya menores involucrados).
SEGUNDA PARTE
La convocatoria fue exitosa, el auditorio en el que se desarrolló el simulacro estuvo colmado por profesionales del derecho, integrantes de organizaciones civiles, magistrados, funcionarios y estudiantes. Aunque por cuestiones de tiempo, los alegatos de cierre y el veredicto quedaron pendientes.
«Por ahora, nos va a faltar lo más importante, que son las conclusiones. Porque allí se verán las capacidades de cada parte de esconder lo que no le conviene y resaltar lo que sí», comentó el doctor Panseri, a cargo de poner fin a la primera parte de este juicio ficticio.
Sin embargo, para tener la experiencia completa, de inmediato comenzaron a trabajar para ponerle fecha a la segunda parte. «Será el lunes 12, a las 16.30 y con modalidad virtual», anticipó la doctora Barbis.
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