Por Juan A. Currado *
Así como descuidamos nuestra salud corriendo tras cosas, supuestamente más importantes y hacemos como si «no pasa nada»… hasta que un día enfermamos… también nos desentendemos de la salud del planeta y creyéndolo inalterable lo enfermamos. La diferencia es que si nosotros enfermamos y morimos la Tierra sigue viva, pero si la Tierra enferma y muere morimos con ella.
Igual a como nos tratamos a nosotros mismos y a los otros, tratamos al planeta. Por esto que la misma sabiduría que necesitamos para cuidar de nuestra salud, tras diferenciar el precio del valor y discernir lo temporario de lo trascendente, es la que necesitamos para cuidar la salud del planeta.
Cada fase de la evolución de nuestra consciencia nos conduce hacia el momento en el que nos demos cuenta que, aunque parezca separado, todo está Unido. Hasta tanto alcancemos esa etapa, figuramos en la lista de especies en peligro de extinción.
La imagen es una foto satelital de la Nasa. Como si se tratara de una tomografía color que revela el avance de una enfermedad, ahí se ven las 16 mil hectáreas del Amazonas devastadas por el fuego en 16 días. Durante este año los incendios forestales en este pulmón verde del planeta llevan una suma récord de 72.843 focos, un aumento de 83% frente al mismo período de 2018. Son demasiados síntomas como para ignorarlos.
Aunque se sigue debatiendo sus causas, son muchos quienes lo asocian con la deforestación, con la quema intencional para ganar tierras a favor de la industria agropecuaria y con el cambio climático.
Sin las selvas el planeta no respira, si el planeta no respira: nosotros tampoco respiramos
- Licenciado en Psicología.
Universidad de Buenos Aires. MN 15.548.
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