La fundadora y presidente de esta organización sin fines de lucro, María Ester Quintana, conocida como la hermana Itatí, contó en una entrevista con EL LIBERTADOR el estado crítico que atraviesa la residencia en la que habitan 31 internos y brindan asistencia alimentaria diaria. Uno de los pilares de la institución es asegurar que madres y niños puedan permanecer juntos, en un mismo sitio de albergue.
La Fundación Hogar Divina Providencia, en San Cosme, está a media hora de viaje desde la Capital correntina a través de la Ruta Nacional 12. Tienen un automóvil propio con el que buscan al personal que asiste al lugar, realizan trámites y trasladan a los internos a sus controles médicos.
Las calles que se recorren hasta llegar a la esquina de JR Vidal y Calle Demonte son de tierra, el toldo a rayas azules y blancas del invernadero es la señal de que se llegó a destino.
La ronda de mujeres, adolescentes y niños en el patio, conviviendo, son la primera postal de un lugar en el que habitan distintas historias y realidades de personas que transitaron los caminos del desamparo familiar y estatal, el hambre, el alcoholismo, la drogadicción, la prostitución y la enfermedad, para encontrar su paz en la Divina Providencia.
JUNTOS
«Somos una familia. Este es uno de los pocos lugares donde se vela porque la madre y los hijos permanezcan juntos y los hermanitos puedan seguir unidos», contó su fundadora y presidente, María Ester Quintana, también conocida como la hermana Itatí, por su labor caritativa de varias décadas.
Actualmente, son 31 internos, de los cuales tres son personas con discapacidad. Se les provee a todos de cinco comidas diarias, medicamentos y pañales a quienes los necesitan, ropa y útiles escolares a los que van a la escuela, y el invernadero funciona como un microemprendimiento para los jóvenes del hogar que buscan un oficio. Además, asisten de manera particular a familias y comedores.
PROYECTOS
En diálogo con EL LIBERTADOR, la hermana Itatí contó que se encuentran superados en el número de personas que albergan y asisten, por lo que requieren de la ayuda solidaria de la comunidad para poder seguir proveyendo de los alimentos esenciales, especialmente a las niñas y los niños que residen ahí para su crecimiento saludable.
La fundación no tiene fines de lucro, reciben donaciones en alimentos, medicamentos y cupones de combustibles de algunas empresas correntinas, y se pretende impulsar emprendimientos entre los internos para la autosustentación del hogar, así como dos talleres, uno de manualidades y otro de dibujo.
Para la festividad de la Divina Misericordia, el primer domingo después de Pascuas de Resurrección, esperan inaugurar el salón que servirá para un microemprendimiento gastronómico y donde se dictará un curso de panadería, abierto a toda la ciudad, que contará con un certificado final avalado por la Municipalidad de San Cosme.
El encargado del proyecto es Osvaldo Sánchez, quien llegó a los 11 años y, tras una vida hecha, retornó para ser parte del grupo de personas que buscan la manera de ayudar a la Hermana Itatí en estos tiempos críticos que atraviesa el hogar.
Fue uno de los jóvenes que se incorporó a la panadería Jesús Misericordioso, que en 1998 empezó a funcionar en el hogar, con éxito en el pueblo y más de 7 kilos de harina amasados por día. Hoy, pretenden recuperar ese nombre y rezan por la misma prosperidad.
También son parte del equipo la contadora Cristina Luque, Juan Gherardi, Laura Moreno, Juan Quintana, y en la asistencia a los niños y personas con discapacidad, María Pía Ortiz.
DONACIONES NECESARIAS
En estos tiempos de oración y reflexión sobre la vida y el sacrificio de Jesucristo, resumidos en su mandamiento de amor al prójimo, toda ayuda que pueda ofrecerse al Hogar Divina Providencia será agradecida. Alimentos no perecederos, un horno eléctrico o un microondas, ventiladores, aire acondicionado, sillas plásticas reforzadas, colchones, ropa de cama, toallones, son necesarios para el funcionamiento normal del establecimiento.
Para los niños en edad escolar son útiles los artículos de librería, chombas blancas o zapatillas que puedan acercarse, o la donación de una máquina de coser que les permita adecuar las prendas recibidas a los distintos talles.
Para el emprendimiento gastronómico, se agradecen los insumos de harina, levadura, grasa, margarina, azúcar, esencia de vainilla y gas envasado, una amasadora pequeña o una sobadora, y bandejas pizzeras. También, insumos para manualidades y dibujo para iniciar los talleres que darán oficios que aprender a los niños y jóvenes residentes.
Para colaboraciones, los interesados pueden contactarse con la hermana Itatí al 3794-869-551, o Rubén Quintana al 3794-204-233. Y a quienes visiten San Cosme, pueden acercarse a su vivero o la rotisería Jesús Misericordioso, que próximamente estará en funcionamiento.