En una jornada de profunda significación para la comunidad católica, el Arzobispo de Corrientes, monseñor José Adolfo Larregain, recibió el Palio Arzobispal durante la tarde de este miércoles. La solemne imposición fue realizada por el Nuncio Apostólico en Argentina, monseñor Miroslaw Adamczyk, en el marco de las celebraciones centrales por la fiesta de Nuestra Señora de la Merced, Patrona Jurada de la ciudad.
El evento, cargado de simbolismo, se vivió como un verdadero acontecimiento de gracia. El Sagrado Palio, una estola circular de lana blanca con cruces negras, es el ornamento litúrgico que representa el honor y la jurisdicción de un arzobispo metropolitano. Simboliza la oveja perdida que el Buen Pastor carga sobre sus hombros, así como la comunión directa del arzobispo con el Papa.
La celebración de esta tarde adquirió un carácter histórico y posiblemente irrepetible para la Arquidiócesis. En enero de 2015, el Papa Francisco había modificado la tradición, disponiendo que los palios fueran entregados en Roma, pero impuestos en las diócesis locales por los nuncios apostólicos de cada país. El objetivo era resaltar el vínculo del arzobispo con su comunidad y su presbiterio.
Sin embargo, según trascendió, una reciente decisión pontificia del papa León XIV ha determinado que la ceremonia de imposición del palio vuelva a realizarse exclusivamente en Roma. Por este motivo, la imposición a monseñor Larregain en suelo correntino se convirtió en un hecho extraordinario, siendo probablemente la primera y única vez que la Arquidiócesis es testigo de este rito.
La emotiva ceremonia reafirmó no solo el vínculo de monseñor Larregain con el Santo Padre, sino que también permitió a los fieles correntinos participar directamente de un acontecimiento de profundo valor eclesiástico en el día festivo de su Patrona.

