El frío intenso se instaló por varios días en la provincia. Con las bajas temperaturas también reaparecieron las enfermedades respiratorias, pero también, un riesgo para muchas personas que se presenta casi como invisible: la hipertensión. Los especialistas dan por comprobado que la presión arterial se altera en esta temporada y es por eso que, sugieren que quienes tienen esta patología estén prevenidos.
En un artículo titulado ¿Mito o realidad?: en invierno me sube la presión, la Fundación Cardiológica Argentina explicó a qué se debe esta reacción física que tienen algunas personas, y que puede ser de riesgo en determinados casos, cuando llegan las temporadas de bajas temperaturas.
«Es frecuente que en épocas de climas fríos la presión sea más elevada, y pacientes hipertensos que tenían cifras controladas durante los meses de calor o templados, pueden notar que tienen registros elevados al llegar el frío», explican.
Sobre las causas, exponen: «Esto responde a varios factores; el más común es la vasoconstricción (reducción del calibre) de los pequeños vasos en respuesta al clima frío, lo que aumenta la resistencia vascular y con eso aumenta la presión arterial».
Pero también, aclaran que no se trata del único motivo: «En invierno tendemos a ejercitarnos menos (caminar menos, hacer menos deportes), y la actividad física es un factor que ayuda a controlar la presión arterial. Además, es frecuente comer en mayor cantidad o consumir alimentos más calóricos o con más sal, lo que puede contribuir al aumento de la presión arterial por el tipo de comida y por aumento de peso asociado».
CUIDADOS
Los especialistas de la Fundación Cardiológica remarcan que hay una acción preventiva que es vital y que deben realizar con frecuencia las personas con hipertensión. «Es importante controlar la presión arterial durante el invierno, tratar de mantener la actividad física, comer saludable y respetar una dieta baja en sodio (si está indicado) y consultar con su médico para que eventualmente ajuste la medicación en caso necesario», remarcaron.
De lo antes mencionado, una lista saludable que se puede intentar realizar para mejorar la presión arterial es la siguiente:
1- Perder peso.
2- Reducir la cafeína.
3- Tener una dieta saludable, y sobretodo reducir el consumo de sodio.
4- Reducir el estrés.
5- Realizar ejercicio con regularidad (por lo menos 30 minutos la mayoría de los días de la semana).
6- Dejar de fumar o al menos reducir la cantidad de cigarros al día.
7- Limitar el consumo de alcohol.
8- Controlar la presión en casa y visitar al doctor en caso de dudas (sin cambios por su cuenta en el tratamiento indicado).
¿Qué hacer ante las enfermedades respiratorias?
El Ministerio de Salud Pública recordó cómo prevenir enfermedades respiratorias como la gripe, bronquiolitis, bronquitis, neumonía y Covid-19, entre otras. Por las bajas temperaturas, insiste en que es importante tener el Calendario Nacional de Vacunación al día.
La directora general de Epidemiología, Angelina Bobadilla dijo a la comunidad que «recomendamos la vacunación de la población de riesgo, ventilar los ambientes, lavarse las manos, al toser y al estornudar lo deben hacer en el ángulo interno del codo y, usar barbijo sí tiene síntomas respiratorios».
También, sostuvo que se debe mantener una alimentación saludable y continuar con las actividades físicas habituales.
En cuanto a las recomendaciones caseras, destacaron que, los braseros y estufas a leña sean encendidos y apagados fuera de la casa; no usar el horno o las hornallas de la cocina (porque consume el oxígeno y es ineficiente); no poner recipientes con agua sobre la estufa, cocina u otra fuente de calor; no arrojar al fuego plásticos, goma o metales (porque desprenden gases tóxicos); no fumar y mantener los ambientes libres de humo.
Además, piden no automedicarse ni usar remedios caseros. Podrían dificultar un diagnóstico correcto, empeorar el cuadro o producir una intoxicación grave. En el caso de aparición de síntomas de enfermedad respiratoria como fiebre u otros que dificulten las actividades habituales, quedarse en el hogar y evitar el contacto con otras personas hasta sentirte mejor y que hayan pasado al menos 24 horas de la desaparición de la fiebre.
Además, evitar especialmente el contacto con personas vulnerables (inmunocomprometidas o con factores de riesgo para enfermedad).