En silencio, le terminó tapando la boca a los muchos incrédulos que lo veían asomar nuevamente con la camiseta de Mandiyú en una competencia por fuera del ámbito liguista.
Víctor Galarza el técnico del «albo» fue el encargado de darle la oportunidad y después fue todo mérito de Guillermo Barreto. A él nos referimos. El domingo tuvo su tarde soñada, ideal por el campeonato, por el gran marco de público y porque la confianza que depositaron en Barreto la terminó pagando con goles, fútbol, astucia, experiencia y hasta algunos vicios de esos que enervan al adversario en este deporte de contacto.
«Feliz por lo alcanzado y por el objetivo cumplido de clasificar para el torneo Regional Amateur», dice Barreto mientras mira el tremendo escenario de público en el Leoncio Benítez, «es un grupo bárbaro, creo que muy pocas veces el técnico pudo repetir el equipo y sin embargo, al que le tocó jugar siempre cumplió. Mandiyú fue de menor a mayor y es un justo campeón».
«En este momento me acuerdo de mi hija, que siempre me insistió para que vuelva a jugar en Mandiyú y también un saludo especial para todos aquellos que no me querían en el club». Después se refirió al marco en la final, «la gente siempre está; hoy fue algo espectacular, todo ese público y por suerte le pudimos dar una gran alegría al pueblo de Mandiyú». Barreto pilar del «albo» de Galarza.
.