La Diócesis de Goya celebra un Año de Jubileo por haber cumplido 60 años de su creación el 10 de abril, motivo por el cual rinde especial honor a su patrona, la Virgen de Itatí, cuya fiesta patronal se celebra el 9 de Julio, la misma fecha de la Independencia de la Argentina, uniéndose a las honras que recibe esa advocación guaraní de la Virgen María en la localidad homónima, donde se encuentra su imagen y Basílica que la custodia.
Este año adquiere ribetes especiales esta jornada por cumplir la jurisdicción eclesial con sede catedralicia en la ciudad de Goya, el 60º aniversario de su creación el 10 de abril de 1961 por el Papa, ahora San Juan XXIII, conocido como «el Papa bueno».
A la novena preparatoria, que se inicia anualmente el 30 de junio, su obispo, monseñor Adolfo Ramón Canecín la calificó como «la novena mayor, porque nos dispone a preparar y vivir la fiesta de la Diócesis» y alentó a «vivirla con profunda intensidad, con mucha alegría, con profundo júbilo en honor a Nuestra Madre y Patrona».
«Con gran alegría comenzamos la novena mayor de todas las novenas de nuestra Diócesis», dijo en ese momento el Obispo en un video mensaje, que dio a conocer el Equipo de la Pastoral de la Comunicación del Obispado.
Tras indicar que «es la novena mayor porque nos dispone a preparar y vivir la fiesta de la Diócesis, que tiene como Patrona a la Virgen de Itatí» y recordar que también es Patrona «de todo el Nordeste argentino», había pedido entonces a «todos» los laicos, consagradas, diáconos y sacerdotes «vivir con profunda intensidad, con mucha alegría, con profundo júbilo esta novena».
No olvidó mencionar el lema diocesano: «Vayan juntos y testimonien mi vida», que anima este Año Jubilar declarado por los 60 años de la jurisdicción institucional de la Iglesia, que es el mismo lema para todas las novenas que se realizan durante este lapso. Remarcó que «es una ocasión hermosa para aproximarnos al Concilio Vaticano II, al magisterio del Papa y al magisterio universal y latinoamericano de la Iglesia, que nos invitan a ser una Iglesia en salida misionera, en todas las periferias geográficas y existenciales, una Iglesia bautismal que nos convoca como Pueblo de Dios, redescubriendo el Bautismo como la máxima dignidad de cada uno de los que lo integramos y que nos invita a caminar juntos con un estilo: el estilo sinodal».
