RIACHUELO. «Aguantar», literalmente, tres días de lluvia a la espera de que mejore el tiempo y las calles al orearse podrán ser transitadas nuevamenmte, es una cosa, de por sí incomprensible a esta altura del siglo XXI, sin embargo cuando las jornadas se convierten en una semana, la templanza y paciencia llegó al límite.
Esto sucede desde años y los vecinos padecen, además, otros inconvenientes; el más acuciante ahora es el deplorable estado, intrasitable estado de las calles, ya que no tienen pavimento, excepto la principal. El resto de la zona urbana es un lodazal. Los contribuyentes convirtieron en viral imágenes lamentables de las arterias, por las cuales los conductores deben hacer malabarismo para ingresar o salir de sus domicilios. Y siempre que lo logren. Esperan una reunión comprometida por la Intendencia.
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