Emma Sánchez es una niña de cinco años que vive en Comodoro Rivadavia, Chubut. En febrero de este año, le diagnosticaron leucemia. Desde entonces, afronta su tratamiento con una fortaleza de tal magnitud que es capaz de movilizar a personas que están a miles de kilómetros de distancia. En Corrientes, una campaña solidaria en su nombre busca que los niños del hospital pediátrico Juan Pablo II reciban un mimo que los haga sonreír.
Nancy Sarasúa, tía de Emmita, decidió comenzar a tejer y juntar gorritos de lana para los pequeños pacientes del sector de Oncología del hospital. Ella vive en la capital correntina, pero todos los días está en contacto con la niña y sus padres. «Mi primo, Carlos, es el papá de Emmita. Siempre nos pasa fotos de ella, que es un sol y siempre está con una sonrisa», contó a EL LIBERTADOR.
Justamente, en una de esas fotos, Emmita tenía un gorrito particular con forma de unicornio, que a Nancy le llamó la atención. «Le pregunté a mi primo quién se lo había regalado, porque ella estaba feliz con su gorrito. Él me respondió que se lo dieron unas personas que siempre van a llevarles cosas a los niños en ese hospital y que ellos se ponen muy contentos con esas visitas».
Cuando el papá de Emmita le contó eso, ella se hizo una pregunta: «¿Por qué no podemos despertar esas sonrisas nosotros acá también?» Y con esa idea, decidió comenzar lo que ella dice es «una campaña casera y familiar».
«Puse en mi estado de Whatsapp que estaba juntando gorritos para el Juan Pablo II, que si había tejedoras que querían colaborar o gente que aporte lana, que yo me iba a ocupar de buscar de sus casas y así. Nunca me imaginé lo que iba a venir después», dijo.
Lo que llegó, para su gran y feliz sorpresa, fue un aluvión de solidaridad. «Se armó una cosa tan maravillosa, tanta linda gente. Me comenzaron a llamar muchísimas personas. Es muy lindo de ver toda esa energía de amor, de solidaridad, en este tiempo en el que se piensa que todo es violencia. Y no, hay gente buena que se suma y responde», resaltó.
UNA CADENA
Esta campaña que Nancy comenzó en su casa, inspirada en la sonrisa de su sobrinita, creció de tal forma, que incluso trascendió Corrientes. «Los primeros gorritos me llegaron desde Resistencia y ayer se comunicó un colega desde San Luis del Palmar. Me dijo que su mamá y un grupo de abuelos están tejiendo gorritos también», contó.
De todo lo que está viviendo estos días gracias a su iniciativa solidaria, Nancy resaltó la conmovedora historia de las personas que se sumaron desde Palmar Grande. «Yanina, una maestra jardinera de allí se comunicó conmigo. Supieron de la campaña y quisieron hacer su aporte también», dijo.
Cuando habló con ella, se enteró que hace un tiempo, esa localidad había perdido a un niño que también era paciente oncológico. «Por él, querían ayudar a los otros niños del Juan Pablo II. La mamá de ese pequeño es tejedora y lo hace en nombre de su hijo. Es indescriptible cómo todas estas buenas personas se unen sólo para ayudar. Y Emmita es el motor. Todo esto lo genera ella, con su fuerza y su sonrisa», dijo.
CÓMO AYUDAR
El objetivo es juntar la mayor cantidad de gorritos para los niños del sector de Oncología del pediátrico. Tienen que tener motivos divertidos, con caritas, con orejitas y de las formas más ocurrentes porque, como sostiene la impulsora de esta campaña de amor, el objetivo es que esos niños y niñas tengan un motivo para sonreír.
La colecta finaliza el 24 de este mes. Y los interesados en poner su granito de arena, sólo deben comunicarse con Nancy al número 3794-695-993.
Son tres las formas de ayudar: «Donando los gorritos tejidos; aportando lana que yo paso a buscar; o, si por ahí saben tejer, pero no tienen lana, se la llevamos y así pueden hacer los gorros», explicó la tía de Emmita.
La entrega está prevista para la semana del 25. «Nuestra tarea termina en la puerta del pediátrico. No podemos ingresar porque son niños que deben estar protegidos, pero haremos una especie de acto simbólico con todos los que puedan acercarse», comentó.
Para finalizar, Nancy adelantó que ya ven como próximo objetivo el Día del Niño. «Estamos queriendo juntar juguetes para que reciban su regalito. Aunque sea un detalle para que sonrían, porque si ellos sonríen, sus familias lo hacen también. Los niños no dimensionan lo que nos enseñan. A nosotros nos pasa con Emmita. Ella despierta amor en Corrientes», completó.
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