Hace una semana, se realizó la reapertura del Teatro Oficial Juan de Vera, tras obras de modernización, refacciones y puesta en valor del histórico edificio del coliseo correntino iniciadas en 2022 por el Ministerio de Obras y Servicios Públicos como iniciativa del Gobierno provincial.
Con las puertas abiertas se luce con todo su esplendor, destacándose su majestuosa cúpula, llena de simbología: «En la ciudad es una de las pocas cúpulas que existen y con la particularidad de ser móvil, es la única», destaca en un video institucional la arquitecta Marisol Maciel, asesora de Patrimonio del Instituto de Cultura.
En el Spot que figura en la página web, explica: «Además la cúpula estaba decorada y fue restaurada con momentos históricos alegóricos a lo largo de todo su perímetro, desde la figura de La Taragüí a la figura de La Gobernadora, es decir, es un relato histórico, inclusive la historia mítica de la ciudad».
Agrega: «Es un elemento que tecnológicamente fue importante sobre todo en los primeros años de vida al teatro, la cúpula se giraba permitiendo, digamos, aliviar térmicamente a la sala colmada en esos momentos».
De acuerdo con la descripción, en su pintura se refleja: la comedia del arte con su farsa de enredos está representada por Colombina, arlequín con I Pagliacci; la danza clásica con escenas de los ballet que más se admiraron en Corrientes: Excelsior de Luigi Manzotti y Romualdo Marenco, retratada Matilde Vallarino en el rol de La luz; La noche de Walpurgis de la opera Fausto de Charles Gounod. Interpretando el pas de deux María Elena Bernich y el autor del fresco, José Antonio Ramírez, ex bailarín de Nity Cigersa, famosa coreógrafa italiana, ex bailarina del Teatro alla Scala di Milano, de la época de Enrico Cechetti.
Con María Margarita Rivero interpretando El Cisne del Carnaval de los animales de Saint Sean y Fokine. Finalmente, La Sylphide de Hernan Lovenskjold y Auguste Bournonville.
Siete corceles emergen de densos nubarrones como las siete puntas correntinas, en tanto que un solemne personaje, ataviado como un actor del siglo de oro español, sostiene el emblema de la sala sobre la embocadura del escenario presididos por la imagen del hidalgo Juan Torres de Vera y Aragón y La Taragüí, nimbada de energías celestiales.
Se alude la inclusión del europeo, que la imaginación popular lo transformó en el mítico pombero, guardián generoso de montes y esteros con su fauna y flora.
Nuevamente se personifica a la tradición correntina en sus formas musicales a partir de los aportes europeos de la polca, el rasguido doble, el valseado y el chamamé.
La civilización aportó nuevas armonías con la escuela de Yapeyú, famosa en el siglo XVII por el arte coral y sus luthiers que construyeron instrumentos musicales que abastecían a las cortes españolas, romana y vienesa a partir de la labor jesuítica.
El contrafrente que completa la corona presenta la mejor visión desde el escenario y fue puesto para recordar a lugareños y visitantes que en la sala correntina se desarrollaron desde su creación, todos los géneros teatrales.





