El 18 de mayo de 2023, se abrieron por primera vez las puertas del Saps Nº 34 “Dra. María Teresa Martín de Civetta” en el barrio Serantes de la ciudad de Corrientes. Pero más allá del acto formal, algo nuevo comenzaba a germinar en la relación entre la universidad y su entorno: la primera sala de salud pública gestionada íntegramente por profesionales formados en la Universidad Nacional del Nordeste (Unne), con el compromiso de acercar el derecho a la salud a cada vecino y vecina del territorio.
“Para nosotros significó haber conseguido una sala de atención primaria con identidad universitaria en el barrio Serantes. Fue una experiencia profundamente transformadora, lo que implicó lograr una presencia activa del saber académico en todo el territorio, no como imposición, sino como un puente para fortalecer el derecho a la salud”, destacó el licenciado en Enfermería Iván Catalá, actual director del Saps Serantes.
El espacio de salud se consolidó como una referencia para el barrio Serantes, sino también para comunidades cercanas como Ongay, Irupé, Nuestra Señora de la Asunción y Quintana. El Saps Serantes es hoy una pieza clave del entramado comunitario, donde la salud no es solo un servicio, sino una presencia cotidiana, empática y comprometida.
Lo que distingue al Saps Serantes no es solo la atención médica, sino la forma en que esa atención se brinda. Profesionales de la medicina general, tocoginecología, clínica, pediatría y salud comunitaria conforman un equipo interdisciplinario que pone el foco en la prevención, el acompañamiento y el respeto por la singularidad de cada historia de vida.
“Esto siempre implicó haber construido espacios colectivos que combinan el compromiso profesional con la sensibilidad social, y donde la universidad se pone al servicio de las necesidades reales que tiene la comunidad”, explica Catalá.
Desde sus inicios, el proyecto se pensó desde una lógica universitaria: formar, investigar y, sobre todo, intervenir en la realidad social con una mirada crítica y transformadora. Este Saps no es un anexo, es un nodo estratégico donde el conocimiento académico se pone al servicio del bien común.
Para muchas mujeres, por ejemplo, el Serantes se transformó en el primer espacio donde pudieron hablar sobre su salud ginecológica con libertad, recibir un control, un Papanicolaou o simplemente ser escuchadas. Para familias con niños pequeños, es un lugar de confianza donde seguir el crecimiento de sus hijos. Y para quienes conviven con enfermedades crónicas como la diabetes o la hipertensión, representa una rutina de cuidado que no juzga, sino que acompaña.
Estar donde más se necesita
Quizás lo más potente del Saps Serantes no se encuentre en sus cifras, sino en las historias que transitan sus consultorios. «Los mayores aprendizajes que nos dejaron estos dos años de trabajo en la comunidad fueron comprender que tenemos que tener una escucha atenta, una continuidad en el vínculo y el respeto por todos los saberes populares, que son tan importantes como cualquier intervención clínica”, remarcó el director del Saps.
“Aprendimos a trabajar en equipo con otras instituciones, utilizándolas como redes del barrio, siempre adaptándonos a los ritmos y dinámicas barriales que ya existen y que se van generando a través del proceso del cuidado de la salud”, agregó. Y en un tiempo donde el sistema de salud enfrenta desafíos complejos, experiencias como esta reafirman el valor estratégico de la atención primaria y el potencial transformador de una universidad que no se encierra en sus aulas, sino que sale al encuentro de la comunidad.
“Aprender a sostener la presencia incluso en los momentos complejos también fue clave. Descubrimos que el proceso de salud, enfermedad, atención y cuidado se va construyendo día a día, en relación con lo cotidiano, el acercamiento a las familias y a la comunidad”, concluyó.
Con información de Unne Medios