La principal asesora presidencial, Cecilia Nicolini fue nombrada como número dos del ministro, Juan Cabandié, que quedó en falsa escuadra por el manejo de la crisis del fuego. Así, la asesora será Secretaria de Cambio Climático, mientras el Ministro está en la mira por la escasa reacción ante los incendios.
Diversos medios nacionales y la propia agencia estatal de noticias Télam informaron que Alberto Fernández designará a su asesora Cecilia Nicolini como secretaria de Cambio Climático en la órbita del Ministro de Ambiente, que conduce Juan Cabandié.
La designación de Nicolini se dio a conocer durante la visita del Presidente a Barbados, donde la agenda se concentró específicamente en la lucha contra el cambio climático. Alberto busca mostrarse como un referente en la temática y para fortalecer su rol ubica en un cargo importante a una de sus funcionarias más cercanas.
Nicolini fue una de las pocas que participó de la gira por Rusia y China (por las restricciones impuestas por estos países la comitiva fue acotada) y Cabandié se sumó a último momento a la visita en Barbados.
La Secretaría de Cambio Climático estaba vacante desde la salida en diciembre de Rodrigo Rodríguez Torquinst, quien recaló en Asuntos Estratégicos que lidera Gustavo Béliz.
Nicolini funcionará como una virtual número dos del Ministerio de Ambiente, un rol que hasta ahora ocupa el massista Sergio Fedorovisky, secretario de Control y Monitoreo Ambiental. Fedorovisky es un especialista en el área y desde el comienzo de la gestión era visto como el verdadero responsable del Ministerio.
La llegada de Nicolini a Ambiente se da en momentos de fuertes críticas contra Cabandié por la escasa reacción de su cartera a los incendios forestales de las últimas semanas en la Patagonia y en el Litoral.
Según el portal La Política, Cabandié estuvo metido en un cruce de declaraciones con el gobernador de Corrientes, el radical Gustavo Valdés, por los incendios en esa provincia. Desde la Gobernación decían que no recibían ayuda nacional y desde Ambiente aseguraban que Valdés no la pedía. El martes último, «Wado» de Pedro tuvo que hablar con el radical para bajar los ánimos y le prometió 200 millones de pesos para los afectados.
Ese aporte tuvo que traerlo un ministro con más feeling, el de Agricultura, Ganadería y Pesca, Julián Domínguez, quien cultiva relaciones más fluidas con los productores agropecuarios y los gobernadores de todo el país, propios y extraños.
De tal modo, Cabandié quedó como actor secundario tras los chispazos que tuvo con Valdés. Y puede decirse que, de alguna manera, la intervención de Wado destrabó un diálogo de sordos.
Por causa de esa pelea casi infantil entre el Ministerio de Cabandié y el de Producción de Corrientes, se demoró sobremanera el envío de los aviones hidrantes, por efecto de una cuestión protocolar formal, y se desatendió la urgencia de los productores y de la gente del Interior.
El ministro de Producción correntino, Claudio Anselmo, en su momento propuso un armisticio. Pese a ello, Ambiente insistió en que enviaron un avión más por pedido de Parques Nacionales, no del Ministerio provincial.
Finalmente, fue el ministro Julián Domínguez quien vino a traer los paños fríos y las soluciones esperadas recorriendo el camino abierto por su par de Interior, que espera el voto de los legisladores correntinos para la aprobación del acuerdo con el FMI.
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