En el corazón del barrio Cambá Cuá, el aire ya empieza a vibrar con el sonido de los tambores que anticipan la fiesta de San Baltasar.
La profesora Gabriela Caballero, gestora cultural y alma mater de la Cofradía de San Baltasar, se encuentra en plena coordinación con las nuevas autoridades municipales para garantizar que el parque vuelva a ser el «patio grande» de la provincia.
En diálogo con una radio local, Caballero explicó que la fiesta sobrevivió con el tiempo, no por falta de fe, sino por una presión social que lo nativo y lo criollo tildaba de inculto.
«Esta fiesta iba a desaparecer pero justamente por vergüenza, porque así como nos costó este camino de reconocer a nuestro chamamé como patrimonio material, nuestra lengua, el guaraní, porque el correntino tenía vergüenza de expresarse como realmente era», relató Gabriela, recordando el trabajo de su padre y otros pioneros como Fortunato Rofé y Antonio Cortés.
Hoy, ese velo se ha corrido. La identidad correntina -el ñanderecó- se reconoce incompleta sin su rastro negro, ese que se manifiesta en los colores vivos, los turbantes y, fundamentalmente, en el toque del tambor.
CRONOGRAMA
La celebración, que tendrá sus días centrales el 5 y 6 de enero, mantendrá sus ritos sagrados. El 5, tras el temple de tambores en la Costanera, la marea roja y amarilla marchará hacia la Ermita de la calle 9 de Julio y San Luis para rendir honores al «Santito» al llegar la medianoche.
Un elemento distintivo de esta fiesta es su profunda vinculación con el Carnaval correntino. El día 6, tras la misa en la Iglesia de la Merced, se produce la tradicional procesión de antorchas.
«Vienen las baterías de comparsas oficiales y barriales a bendecir sus parches para salir al carnaval, que eso también ya se fue transformando en una costumbre, una tradición fuerte que era en su momento pero que tuvimos que volver a revitalizar», explica Caballero.
Más allá de los festivales multitudinarios en el piletón del parque, el culto a San Baltasar vive en la cotidianeidad de las familias. La Cofradía hoy cuenta con unas 20 familias que custodian imágenes centenarias. En la calle Bolívar 139, la casa de los Caballero se ha transformado en un santuario permanente.
«Nuestra casa… ya se transformó en la capilla del Santo Rey Baltasar y eso también es costumbre no solamente aquí en el Cambá Cuá, sino en toda la provincia, que todas las familias brindan un espacio de su casa para transformar en capilla. (…) Es mostrar orgulloso esa identidad y esa joya que cada uno tiene guardada en su casa que va pasando de generación en generación».
La invitación está hecha. No es solo un espectáculo para el turista; es la reunión de una comunidad que, con su silleta bajo el brazo y el tambor en el pecho, se reconoce en una raíz que ya nadie puede ocultar.
El culto por el «Santo Cambá»
La festividad de San Baltasar es una de las expresiones más profundas de la identidad afro-correntina. Se celebra cada 6 de enero (y la víspera del 5) principalmente en el barrio Cambá Cuá de la ciudad de Corrientes, un sitio históricamente habitado por comunidades afrodescendientes.
En Corrientes se lo conoce como el Santo Cambá («cambá» significa negro o morocho en guaraní). La celebración es una mezcla vibrante de fe religiosa y herencia rítmica africana.
Actualmente en la ciudad, la Ermita de San Baltasar se encuentra ubicada por calle San Luis, entre Pellegrini y 9 de Julio.

