Por Noelia Irene Barrios
EL LIBERTADOR
En el interior de la provincia existe un paraje en el que se alza una gran cruz de madera. La versión más difundida sostiene que es un homenaje para los soldados caídos a causa de alguna calamidad. También, que fue el general Manuel Belgrano junto a sus hombres quienes la emplazaron, tras un breve descanso allí, en su paso hacia Paraguay. Pero el lugar también fue escenario de un hecho relevante en la biografía de Olegario Álvarez, el gaucho saladeño convertido en santo popular. El lugar se llama Curuzú Laurel y sus tierras quedaron como un registro de estos hechos para la historia correntina.
El nombre del paraje, una mezcla entre guaraní y castellano, significa Cruz de Laurel. No se sabe a ciencia cierta si esto se debe a la solitaria cruz que está emplazada allí, pero el significado combina perfectamente con ella. Se encuentra en cercanías en la zona del cruce entre la Ruta Nacional Nº118 y la Provincial Nº5, entre las localidades de Loreto y San Miguel.
En el número 8 de la revista Anales, del Instituto Belgraniano, mencionan a este sitio así: «Entre las actuales localidades de San Miguel y de Loreto a mitad de camino, se encuentra el paraje denominado Curuzú Laurel, en donde existe una antiquísima cruz construida con troncos de laurel y que, según tradición, la misma fue emplazada allí por el general Manuel Belgrano en la marcha al frente del Ejército Patriota en la Expedición Libertadora al Paraguay, al ser sepultados en ese lugar los restos sin vida de algunos soldados de su tropa, que perecieron víctimas de una peste».
En cuanto a la peste señalada, no hay una especificación, pero por cartas que se conservaron del Prócer, se sabe que su itinerario por la provincia de camino al Paraguay, no fue nada sencillo. A una sequía intensa, se sumaron las lluvias del comienzo de la temporada estival, y tanto él como sus soldados debieron hacerle frente a enormes extensiones de tierras deshabitadas, cruzar montes, esteros y bañados y soportar el acoso de animales salvajes e insectos. «Estoy cansado y lleno de incomodidades, bajo una enramada, sufriendo cuanta especie es capaz de perjudicar al hombre», escribió el propio Belgrano, según los documentos que envió durante este periplo.




EMBLEMÁTICO
Pero años antes, en ese mismo punto geográfico tuvo lugar otro hecho relevante para la historia provincial. Fue la detención del legendario saladeño Olegario Álvarez, popularmente conocido como el Gaucho Lega, un personaje mítico de los campos correntinos que luego fue convertido en un santo popular. La escritora Silvia Miguens, relató que fue ahí donde lo detuvieron mientras estaba prófugo por dos asesinatos. «Fue apresado en Curuzú Laurel, entre San Miguel y Loreto, enviado a los Tribunales de Corrientes y sentenciado a cadena perpetua», señaló la autora.
Miguens también menciona que en la cárcel se relacionó con Aparicio Altamirano y con Adolfo Silva que serían sus dos compañeros inseparables, con quienes se fugó una noche de carnaval de 1904 para iniciar sus famosas andanzas hasta que la policía lo mató en Rincón de Luna, en mayo de 1906, dando así origen a su leyenda.
Dos anécdotas en un mismo lugar, que pese al pasó de tantos años, conserva una cruz que se alza solitaria al borde un monte y a escasos metros de un arroyo.
