Con 4.501.142 rodeos, el 8,3 por ciento del ganado argentino dentro de sus límites, la provincia de Corrientes es la quinta en cantidad de hacienda afectada drásticamente por la seca, según indica un informe elaborado por la Sociedad Rural Argentina, que advierte pérdidas en todo el país de hasta 3.000 millones de dólares en el sector.
El estudio, además, advierte que, en todos los distritos del país, la mortandad se elevó a un 46 por ciento, unos 20 kilos menos de peso por animal en terneros vendidos, y una caída del peso de faena de 10 kilos por animal, en el marco de una liquidación forzada de 500.000 vacas por parte de los productores y una merma de entre 1,3 y 1,6 millones de terneros disponibles para 2024 por preñez.
También indica que son consecuencias de la despiadada seca en el país pérdidas de 38 por ciento del área implantada con forraje perenne y anuales (este último similar a pérdidas agrícolas).
EL 55 POR CIENTO
DEL TERRITORIO NACIONAL,
CON DÉFICIT HÍDRICO
El duro informe realizado por el Instituto de Estudios Económicos (Iee) de la Sociedad Rural Argentina, determinó que «durante los últimos diez meses el 55 por ciento del territorio argentino estuvo alcanzado por el déficit hídrico y febrero fue el mes más afectado; un fenómeno climático que continúa hasta estos días».
En detalle, el documento mostró que la pérdida por mortandad fue por unos 345 millones de dólares, por menos terneros se estimó en 695 millones de dólares, por menos kilos producidos unos 226 millones de dólares, en la venta forzada de vacas fue de 61 millones de dólares, en la caída de preñez unos 663 millones de dólares y por pérdidas de inversión por verdeos alrededor de 930 millones de dólares.
INMINENTES QUIEBRES
EN LA PRODUCCIÓN
El documento remarca que «el 73 por ciento del stock bovino se ubica en las provincias productivas en donde más afectó la sequía: Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos y Corrientes» y que «el promedio de afectación durante estos 10 meses fue del 32 por ciento, con picos del 45 por ciento y actualmente el 18 por ciento de los animales permanecen en este estado».
Otro de los eslabones de la cadena cárnica, la faena de la hacienda, señaló el informe, aumentó entre enero y julio de 2023 un 13,6 por ciento. «Con 8,5 millones de cabezas faenadas, es el registro más alto de los últimos 13 años, la segunda mayor faena del siglo XXI, por detrás de 2009 donde también hubo una fuerte sequía».
«En cuanto a la faena cayó el peso medio y aumentaron las hembras. De cara al futuro, se dará una caída de los terneros disponibles para 2024 por preñez (entre 1,3 y 1,6 millones menos)», señala.
La entidad representativa del campo remarcó que la situación que atraviesa la producción ganadera es muy complicada con un consumo caído y flat (ingreso real -20 por ciento), con un negocio de la exportación con entre un 25 y 30 por ciento menos de precio que hace un año, con el impacto de la gripe aviar que volcó más carne en el mercado local y donde actualmente persiste una gran incertidumbre que está replanteando las decisiones de los productores.
MITIGAR EL IMPACTO
Y TRANSFERIR RIESGOS
La Sociedad Rural Argentina, además calificó como «malas políticas públicas» al atraso cambiario, a la imposición de derechos de exportación, a la prohibición de vender al exterior siete cortes, a la cupificación de exportaciones, a los precios máximos de los cortes falda, asado, tapa de asado, paleta, matambre, vacío y nalga y a la participación obligatoria de volumen a precio máximo vs quita de Declaraciones Juradas de Ventas al Exterior (Djve).
Como contrapartida, la entidad reflexionó: «Las políticas públicas pueden transformar una sequía en un desastre. En muchos países, cuentan con instituciones que resguardan la propiedad privada y el funcionamiento de los mercados, esto les permite contar con los recursos y reservas propias, para afrontar una sequía, disponer de tecnología para mitigar la sequía, inversiones en infraestructura y desarrollo de mecanismos para transferir riesgos».
«En cambio, en la Argentina, las políticas deterioran el ingreso de los productores, interviniendo los mercados, con bajas reservas propias, baja disponibilidad de nuevas tecnologías, se postergan las obras en infraestructura y no hay posibilidad de desarrollar mecanismos de transferencia de riesgos. Se debería llevar a repensar la percepción que se tiene respecto de la función del campo en la vida de los argentinos y las políticas públicas que se aplican», remarcó la Sociedad Rural.
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