Se realiza hoy la Jornada Nacional de Oración y Reflexión contra la Explotación y Trata de Personas, una de las grandes preocupaciones especialmente de la Iglesia, cuyos testimonios sobran, como el de la hermana religiosa Martha Pelloni y tantos otros que desconocidos por los medios de comunicación trabajan cotidianamente y no siempre con el agrado de los poderes oscuros, contexto en el cual cabe destacarse la labor firme de José María Servín en el Comité Ejecutivo para la Lucha contra la Trata y Explotación de Personas en la Capital correntina.
Por la fecha, el obispo de Goya, monseñor Adolfo Canecín recordó que este domingo se realiza esa Jornada por lo que invitó a rezar y a concientizar sobre la situación de las víctimas de la trata de seres humanos, para promocionar y proteger sus derechos.
Indicó que la Comisión Episcopal de Migrantes e Itinerantes (Cemi), insta a unirse a esta fecha, convocada por la Comisión Nacional de Justicia y Paz (Cnjp), a través de su Equipo No a la Trata.
El organismo episcopal recuerda, citando al Papa Francisco, que el delito de la explotación y trata de personas «constituye una violación injustificable de la libertad y dignidad de la persona».
«Esta fecha nos invita a rezar y a concientizar sobre la situación de las víctimas de la trata de seres humanos y para promocionar y proteger sus derechos», sostiene en la convocatoria.
LA MODERNA
ESCLAVITUD
«Sin duda alguna, la lucha contra este delito se ha constituido como uno de los mayores desafíos de este tiempo. Esto se debe no sólo al impacto que tiene como forma de moderna esclavitud, sino también por su capacidad de daño personal y social que carcome lo más profundo del tejido social», advierte la mencionada Comisión.
«Le pedimos a la Virgen María que nos enseñe a ser artífices de solidaridad y de fraternidad. Que despierte nuestros corazones y profundice nuestro compromiso de trabajar por una patria sin esclavos ni excluidos», concluye.
Cabe precisar que esta convocatoria es de alcance nacional, ya que el Día Mundial contra la Trata que estableció la Organización de las Naciones Unidas (ONU), es el 30 de julio.
Preciamente ese día de este año, el Papa Francisco invitó «a todos a trabajar junto con las víctimas para transformar la economía de la trata en una economía del cuidado».
Según la ONU, «cada año, miles de hombres, mujeres y niños caen en las manos de traficantes, en sus propios países y en el extranjero. Prácticamente todos los países del mundo están afectados por el tráfico, ya sea como país de origen, tránsito o destino de las víctimas».
De los datos de las Naciones Unidas emerge que en 2018 hubo unas 50.000 víctimas del comercio humano en 148 países, la mitad de las cuales fueron «objetos de trata con fines de explotación sexual y el 38 por ciento fueron explotadas para realizar trabajos forzosos».
EXPLOTADORES DE LA PROSTITUCIÓN
La Jornada de Oración contra la Trata de Personas que se realiza hoy, se lleva a cabo antes del Día Internacional contra la Explotación Sexual y el Tráfico de Mujeres y Niñas y Niños, que se conmemora el 23 de septiembre.
En una carta dirigida a los obispos, firmada por el presidente de la Comisión Nacional de Justicia y Paz, Humberto Podetti, se destaca que la fecha elegida «rinde homenaje a la sanción en la Argentina de la Ley Palacios, en 1913, primera norma en el mundo que estableció como delito promover o facilitar la prostitución de mujeres y dispuso simultáneamente normas para la protección de las víctimas. Desde entonces, se recuerda, muchas naciones han dictado leyes semejantes y ciento cincuenta y cinco han ratificado el Protocolo de Naciones Unidas Contra la Trata». Pero todo esto no es suficiente, porque este «grave delito» aún persiste en muchas partes del mundo.
«En la Argentina -subraya-, entre tanto, se desarrolla una intensa campaña para que se considere la prostitución como un trabajo». Una iniciativa «impulsada por quienes explotan la prostitución, con el objetivo de que se abandone la honrosa tradición abolicionista que tiene nuestra Patria.
De ahí el llamamiento para librar al país de este flagelo porque, como ha subrayado el Papa Francisco en repetidas ocasiones ‘la trata constituye una violación injustificable de la libertad y la dignidad de las víctimas, dimensiones constitutivas del ser humano deseado y creado por Dios, por lo que debe considerarse un crimen de lesa humanidad’ (Mensaje a los participantes en la Conferencia Internacional sobre la trata de seres humanos, 11 de abril de 2019)».
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