Hace 77 años, todo el Litoral se enfrentó a la emergencia hidrológica más grave del siglo. Fue una bajante extrema que llevó a que el nivel del Paraná rozara los dos metros por debajo del nivel del mar. Esta semana, el Instituto Nacional del Agua (INA) hizo una alarmante advertencia: la probabilidad de superar aquel evento histórico porque todos los pronósticos indican que la sequía persistirá e incluso se agravará en los próximos meses.
Los registros de la época señalan que la sequía fue tan pronunciada que en varias ciudades al borde del río se produjeron derrumbamientos, también debieron suspenderse los pasos en balsas, y los barcos no podían navegar río arriba porque el nivel del agua era tan bajo, que corrían el riesgo de quedar encallados. El archivo de Entre Ríos cuenta por publicaciones de ese año y, en una del rotativo El Diario, de octubre de ese año titulaban, por ejemplo: «Los vapores no llegan al puerto».
También una crónica de septiembre del 44, del diario santafesino El Orden, rescatada por colegas de esa provincia, titulaba: «La extraordinaria bajante del río Paraná ha hecho desaparecer la Laguna Setúbal». El escrito describía así la gravedad de la situación: «Hemos ido ayer a observar cómo ha quedado nuestra laguna Setúbal a consecuencia de la bajante extraordinaria. Y hemos comprobado que la laguna ¡ya no existe! Un inmenso prado, un arenal con fajas de verdes gramíneas o plantas silvestres es lo único que se ve… Parece increíble, pero es la verdad: ¡la laguna ya no existe!».
Casi ocho décadas después, la perspectiva es similar y podría ser peor. «No se espera una mejora sensible en los próximos meses. Julio será particularmente crítico, con afectación a todos los usos del recurso hídrico, especialmente la captación de agua en las tomas urbanas», indica el reporte del INA, en referencia a los servicios de agua potable de las ciudades de la región.
El registro histórico marcó que el punto más bajo del río en el Puerto de Corrientes fue de 0,82 centímetros por debajo de 0, el 7 de octubre de 1944. Este jueves, la medición fue de 0,25 por encima de 0, es decir que aún se estaba a 1,07 mts de alcanzar la marca más crítica. Y sin embargo, el problema es que el Paraná sigue en bajante y la tendencia se mantendrá.
Impactos esperados: las consecuencias previstas por el fenómeno
El informe de situación actual y perspectiva para los próximos meses del Instituto Nacional del Agua revela que «la sequía no tiene visos de mejora en los próximos meses». El trabajo agrega el anticipo de que todo el tramo del río Paraná en territorio argentino alcanzaría niveles similares o peores que los registrados en 1944.
El documento, disponible en la página del organismo del sitio oficial del Gobierno nacional, argentina.gob.ar, enumera también una serie de lo que denomina «Impactos Esperados», que incluye a los sectores y actividades y situaciones que se verán afectados o podrían ocurrir a causa del fenómeno. Son los siguientes: tomas de agua para consumo urbano; tomas de agua para refrigeración de centrales de generación eléctrica; tomas de agua para refrigeración de procesos industriales; navegación fluvial; fauna íctica; estabilidad de márgenes; exposición a incendios en márgenes e isla.
La conclusión es un alerta por «bajante extraordinaria» que advierte: «La tendencia descendente observada en los niveles va a continuar en las próximas semanas, con la máxima probabilidad de que la bajante persista durante el invierno y una tendencia probable similar en el último trimestre del año».
Una conlusión similar a la del útlimo informe del Instituto Correntino del Agua y el Ambiente que indicó: «Con la perspectiva que se tiene los niveles en el tramo se irán aproximando del escenario más crítico de la historia, desde que se tiene registro: 1944».