«Con la llegada del verano se suma otra preocupación, la reproducción de algas tóxicas que, si bien no es un problema crónico, es perjudicial para quienes se encuentren en peligro ante estas plantas acuáticas», contó por su parte en su investigación periodística el también estudiante de la carrera de Comunicación Social de la Unne, Julián Ramírez.
Las algas tóxicas, menciona el joven, tienen lugar desde 2007, y no sólo en el Paraná, sino también en lagunas de la zona. La laguna Soto, la laguna Aero Club, y también en Bella Vista se identificaron algas productoras de toxinas.
Expresó a EL LIBERTADOR que seleccionó la temática «porque estaba realizando un trabajo de la facultad en el Centro de Ecología Aplicada del Litoral (Cecoal), y a través de entrevistas a investigadores del lugar pude conocer sobre las algas tóxicas en el río Paraná» y añadió, «me preocupó mucho la situación, dado que el Paraná se encuentra muy cerca de nosotros, los correntinos».
Además, remarcó la gravedad que puede tener en las personas que estén en contacto con ellas «las toxinas afectan al hígado de forma crónica, también afectan la región gastrointestinal, estomacal, pueden tener efectos negativos en los ojos. Si el agua se encuentra con las algas productoras de toxinas y la persona mantiene contacto con ella se puede producir dermatitis».
Por las cianobacterias, que son potencialmente tóxicas y aparecen y se incrementan cuando las temperaturas aumentan, en verano constantemente debe mantenerse el alerta para la seguridad de las personas.
«Considero que la situación de las algas en los cuerpos de agua debe ser una preocupación más constante. Si bien es una problemática estacional, se debe mantener el cuidado e informar a quienes acceden al río», recalcó Ramírez.
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