La cultura de la imagen atraviesa la moda y genera la atención de las personas sobre todo de los adolescentes, la influencia en los medios de comunicación, redes sociales y también la oferta de marcas de indumentarias.
En diálogo con EL LIBERTADOR, la licenciada en Psicología (MP 492) del Centro de Salud Mental, María Manonelles, se refirió a las consultas respecto a todo lo que son dificultades con el esquema corporal, con la autoestima y la aceptación del cuerpo, así también casos en los que ya se llega a síntomas donde hay un trastorno de la conducta alimenticia por todas esas cuestiones.
«En este tipo de casos hay una disconformidad de parte de la persona respecto a la imagen corporal, o hay como un deseo de poder ajustar el propio cuerpo a ciertos cánones de belleza que están impuestos».
Consideró que «la manera en la que eso se va transmitiendo y se va imponiendo es a través de la cultura que se reproduce en los medios de comunicación, en las redes sociales, pero también, y sobre todo, se inicia en el marco más íntimo de la persona, en la familia, amigos, en los referentes adultos que sin darse cuenta van repitiendo ciertos mensajes aleccionadores».
Señaló que si bien no hay una edad específica en la que se inicia, generalmente se advierte en mayor medida en el inicio de la pubertad, los 12, 13 años «cuando los niños o adolescentes van sintiendo cambios en su cuerpo, dejan de tener este cuerpo de niño, empiezan a interesarles más la mirada del otro, del grupo que los apruebe, empiezan a ver sentimientos de atracción hacia otras personas donde interesa gustar. Empiezan a pensarse como un cuerpo que es observado, que puede ser rechazado, no sólo por la atracción, sino también -insisto mucho- por el grupo de pares que es muy importante».
En relación a esta situación y la ropa indicó: «Lamentablemente en nuestro país la ley de talles no se cumple en lo más mínimo y todos sabemos muy bien que penosamente lo que va rigiendo a la hora de la elaboración de los talles también tiene mucho que ver con la oferta y la demanda. A las marcas no les conviene hacer ropa de talles que después no van a tener salida y que les van a generar pérdidas, entonces también la ley de talles se ajusta a la hegemonía de los cuerpos y a lo que la mayoría busca y demanda de talles, eso es lo que las marcas van haciendo».
Agregó: «Es como un dilema entre cuál es primero, el huevo o la gallina, digamos, la gente se adecúa porque va al local de ropa y ve que hay talles que son los más grandes y ya no le quedan, entonces el mensaje es achicar tu cuerpo. Pero también es verdad que cada vez los cuerpos se van moldeando más con una tendencia a la flacura extrema, a cuerpos anoréxicos, que también hace que los talles de ropa no sean necesarios ser muy grandes, porque no hay población que los consuma. Y aquellos que tienen cuerpos más del orden de talles reales, como quien dice, quizás tampoco es que salen a recorrer todos los locales de ropa hegemónica, por decirlo de una manera, porque no quieren exponerse a ir a un local en el que no encuentren algo acorde a su cuerpo, sentirse incómodos, sentirse humillados, entonces se entra también en un círculo sin salida».
«Gordofobia» y prevalencia
de cuerpos «anoréxicos»
La profesional explicó que esta situación tiene prevalencia en el género femenino «por la cultura patriarcal que impone a la mujer un patrón de belleza que al hombre no».
Ante ello el mensaje que comparte es: «Tomar conciencia que el cuidado y la aceptación del cuerpo pasa por una conducta de responsabilidad para con uno mismo y para con los otros».
Continuó: «También ir respetando las diferencias, ir también evaluando las propias creencias, porque hay muchísima gordofobia disfrazada de hábitos saludables, disfrazadas de miradas de cuidado que muchas veces uno escucha que cuando se critica a alguien o cuando se observa y se descalifica a alguien por su estructura corporal, por lo general tiene que ver con respecto a cuerpos que no entran dentro de lo hegemónico, cuerpos que tienen más que nada una característica de obesidad o de sobrepeso. Así se suele escudar cualquier opinión desagradable o descalificadora».
Finalizó con que «se debe tomar mucha conciencia de que no se tiene que hablar del cuerpo de nadie».
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