Lo que vive la ciudad de Corrientes, es una muestra palpable de los efectos del cambio climático en la región, señalan especialistas. En apenas ocho días, del domingo 21 al 28 de diciembre, la capital acumuló la escalofriante cifra de 770 milímetros de lluvia. Para dimensionar la magnitud del fenómeno: este volumen representa entre el 40 y el 50% de lo que llueve habitualmente en todo un año en esta zona.
José Ruiz, subsecretario de Gestión de Riesgos y Catástrofes de la Municipalidad, habló con Sudamericana y analizó el panorama actual tras un último «baldazo» de 35 milímetros que cayeron en tan solo 20 minutos en la tarde de ayer. Esta intensidad extrema, que “proyectada equivaldría a 90 mm por hora”, es la que genera el colapso momentáneo de los pluviales. Según Ruiz, este patrón de chaparrones intensos “proviene del noroeste —la zona naciente del río Paraguay entre el Amazonas y Bolivia— y es una característica propia de la crisis climática que atravesamos”.
El mapa del operativo: bombeos y puntos críticos

Pese a la masa de agua, el funcionario destacó que, gracias a las tareas de escurrimiento, la ciudad no registra evacuados. Sin embargo, la batalla contra el agua se libra en puntos específicos de la ciudad:
- Barrios Ponce y Sapucay Norte: son los dos sectores donde el municipio mantiene un operativo de bombeo permanente. En el Ponce, el agua tiende a acumularse en “un bajo” detrás de los depósitos de las empresas Oca e Impulso, dificultando su salida hacia la colectora de la Ruta 12.
- Avenida Frondizi: el tránsito permanece cerrado debido a un socavamiento de la calzada. Los equipos de Aguas de Corrientes trabajan en el lugar para desviar efluentes cloacales y levantar la losa de pavimento, una tarea que demandará varios días más.
- Interconexión de lagunas (Rutas 99 y 43): Ruiz explicó que el personal municipal rastrea un «tapón» en el sistema de lagunas encadenadas que trasvasan y desaguan hacia la zona de la planta de gas, donde el flujo se ve obstruido tras saturarse las cuencas.
- En la zona de «la Olla», se juntó agua con la intensidad de la lluvia pero se escurrió rápidamente.
Recursos locales y la ausencia de Nación
La respuesta ante la emergencia fue estrictamente regional. Ruiz confirmó que cuentan con cuatro bombas de gran caudal, dos de las cuales fueron cedidas por la Municipalidad de Bellavista para reforzar el operativo. Mientras tanto, el personal municipal se enfoca en la limpieza de basurales y restos de plástico que obstruyen los sumideros, un problema que se agravó el pasado domingo cuando muchos vecinos sacaron sus residuos pese a las alertas.
En el ámbito político, el escenario es de soledad para la provincia. A pesar de la gravedad de los datos —con un acumulado mensual que ya roza los 770 milímetros—, el Gobierno nacional no estableció contacto ni ofreció asistencia técnica o financiera a Corrientes hasta la fecha.
Pronóstico: tregua moderada pero alerta persistente
Para los próximos días, el pronóstico sugiere una leve mejora, con lluvias moderadas que no superarían los 30 milímetros diarios. Ruiz aclaró que, si el agua cae de forma pausada a lo largo del día, el sistema de drenaje puede procesarla sin mayores inconvenientes. El riesgo real persiste si se repiten los fenómenos de «poca duración y mucha descarga», que son los que terminan anegando avenidas y deteriorando la capa asfáltica.
La capital correntina se encuentra en una situación de «normalización vigilada». El personal del Comité de Operaciones de Emergencia (COE) permanece en la calle, bajo las directivas del intendente y el ministro de Obras Públicas, Jorge Mesa, monitoreando un cielo que no termina de dar un respiro definitivo.
Fotos: Archivo

