La comunidad de San Luis del Palmar, distante poco más de 20 kilómetros de la capital correntina, atraviesa una nueva crisis hídrica que combina precipitaciones extraordinarias con un suelo que ya no tiene capacidad de absorción. El intendente “Reni” Buján, reveló hoy que la situación es «bastante complicada» y que supera los registros históricos recientes.
El Jefe comunal, describió en una charla con la prensa, lo ocurrido entre la madrugada del sábado y la noche de este domingo: se registraron «230 milímetros (mm) de agua caída» en tan solo 24 horas, un volumen que considero como «lo de nunca» por su intensidad y escaso margen de tiempo.
Este temporal se suma a un acumulado crítico: mientras que en la capital correntina se reportaron 156 mm el domingo y 111 mm adicionales este lunes, San Luis del Palmar ya venía lidiando con una inundación previa de la cual las familias apenas intentaban recuperarse.
El problema no es solo la cantidad, sino la persistencia. La lluvia del lunes por la mañana fue descrita como «impresionante», superando todas las previsiones técnicas del municipio.



Calles como ríos
Desde el análisis urbanístico, el colapso de las calles —convertidas literalmente en ríos— responde a un límite físico insuperable. Expertos y autoridades coinciden en que no existe sistema de desagüe pluvial capaz de soportar intensidades de 100 mm por hora, como las que se vieron en localidades vecinas como Empedrado. En San Luis, esta situación se agrava por la falta de mantenimiento en los cauces de arroyos y ríos cercanos, que actúan como cuellos de botella cuando el agua busca su salida natural hacia Laguna Brava, en Capital o el sistema del Riachuelo.
El intendente Buján destacó que el Riachuelo ya presentaba niveles altos antes de este evento, lo que anula cualquier margen de maniobra para el drenaje por gravedad. Además, existe un factor de riesgo diferido: el agua de la zona rural tarda entre 24 y 48 horas en llegar al pueblo, lo que significa que el pico de la crecida podría no haber ocurrido aún.
Familias evacuadas y zonas aisladas
La geografía del desastre se extiende más allá del casco urbano. El municipio está monitoreando puntos críticos como el Riachuelito y otros cauces a unos 5 kilómetros del pueblo, además del río Empedrado, que afecta gravemente a la cuarta y quinta sección de San Luis del Palmar. A ellos se suma la zona de Lomas de González (Herlitzka), que también presenta complicaciones severas.
Hasta el momento, siete familias fueron evacuadas y trasladadas al Polideportivo Mbayá Soto, y el equipo del COE busca coordinar las acciones en zonas donde la crecida fluye con mayor violencia para rescatar a más damnificados. En el área rural, la situación es desesperante: algunas familias ya llevaban más de un mes aisladas por crecidas anteriores, y este nuevo pulso de agua terminó por inundar sus viviendas, a pesar de estar asentadas en zonas que históricamente se consideraban altas.
Gestión de crisis y asistencia
Afirmó Bujan, que el Gobierno provincial encabezado por Juan Pablo Valdés, a través de Desarrollo Social, ya se encuentra en contacto para coordinar la asistencia. Sin embargo, el desafío logístico es inmenso debido a la extensión del departamento. «Estamos con los brazos abiertos para recibirlos, pero lamentablemente estamos en esta situación», concluyó Buján, reflejando la resiliencia de una comunidad que, a pocos días de la Navidad, debe priorizar la supervivencia sobre la celebración.
Videos: gentileza Luis D Encinas

