La declaración de Celeste Magalí González Guerrero (28) reconfiguró el caso del triple crimen de Florencio Varela, donde fueron asesinadas Morena Verdi (20), Brenda Loreley del Castillo (20) y Lara Morena Gutiérrez (15). Su testimonio permitió ordenar la participación de los nueve detenidos y ubicar dentro de la escena a otros cuatro sospechosos que ya estaban en la mira de la Justicia.

González Guerrero, detenida y acusada de vender drogas para Matías Agustín Ozorio (28), declaró ante el fiscal Adrián Arribas en la fiscalía de Homicidios de La Matanza. En su relato, colocó a Víctor Sotacuro Lázaro (41) -apodado “El Duro”- en la cúspide de la organización, por encima de Tony Janzen Valverde Victoriano (20), alias “Pequeño J”, y los ubicó a ambos dentro de la vivienda de la calle Chañar 702, en Villa Vatteone, la noche de los asesinatos.
Según su versión, Sotacuro fue quien “daba las órdenes” y actuó como jefe de la operación. También afirmó haberlo visto descender de la Chevrolet Tracker blanca, vehículo utilizado para trasladar a las víctimas. La mujer añadió un dato que hasta ahora no figuraba en el expediente: “alguien pagó un millón de dólares para matar a las chicas”, en lo que los investigadores interpretan como parte de un ajuste vinculado al robo de 30 kilos de cocaína.

Era Sotacuro el que le daba las órdenes a Tony Janzen Valverde Victoriano, y él se las bajaba a Miguel Villanueva, pareja de González Guerrero. Allí, la mujer también habló de dinero y señaló que “Miguel lo hizo gratis lo de matar a las chicas, pero Matías me contó que a Julio (Pequeño J) alguien le pagó un millón de dólares por lo que hicieron”.
La testigo también buscó desligar a su hermana Iara Daniela Ibarra (19) y a Maximiliano Andrés Parra (18), asegurando que ambos estaban en la casa solo al momento del allanamiento. En cambio, incriminó a su pareja Miguel Ángel Villanueva Silva (25), quien le habría confesado haber asesinado a una de las jóvenes con un destornillador y “aplastado su cara con un fierro”.

González Guerrero detalló que vio dentro de la vivienda a “Pequeño J”, Ozorio, Nero y Paco, dos jóvenes que habrían participado en la excavación de un pozo en el patio, donde posteriormente enterraron a las víctimas. También mencionó a “Loco David” —identificado como David Gustavo Huamani Morales (36)— y a Manuel David Valverde Rodríguez, tío de “Pequeño J”, quienes habrían estado en el lugar con guantes de látex.
La mujer describió además cómo, tras los crímenes, acompañó a los implicados a comprar lavandina, guantes y bidones de nafta para limpiar y quemar el vehículo, con el objetivo de eliminar pruebas.

La declaración de González Guerrero reafirmó la hipótesis de un triple femicidio con sello narco, ordenado por una estructura jerárquica en la que Sotacuro Lázaro figura como autor intelectual y Valverde Victoriano como su subordinado directo.
Con esta nueva línea, los fiscales buscan determinar el flujo de dinero que financió el crimen y la participación de familiares de los cabecillas, mientras continúan las pericias para cerrar una de las causas más estremecedoras del año.

