Dos gobernadores y los directores ejecutivos de la EBY -de Argentina y Paraguay- lo esperaron en Ayolas. El anuncio de la cancelación de la visita se produjo ya en vuelo, con el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero y el ministro del Interior, «Wado» De Pedro, en su representación.
El repentino cambio de planes del primer mandatario sorprendió a propios y extraños. Tanto más cuanto la agenda presidencial no mostró ninguna actividad que justificara un «faltazo» que, cuanto menos, dejó espacio para las especulaciones y una lectura política difícil de obviar en una Provincia donde, en 2021, se juega parte del poder grande y en la que siguen habiendo cabos sueltos e interrogantes irresueltos, tanto en el oficialismo como en la oposición. Mientras, el calendario corre implacable, tanto para las Primarias como para las provinciales con fechas -aún tentativas- del 8 de agosto y del 12 de septiembre.
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Se trataba de la segunda visita del Presidente a tierra correntina. La primera fue el pasado 25 de febrero a Yapeyú, para la reunión con los gobernadores de Norte Grande. Oportunidad en la que no salieron bien parados los legisladores nacionales Ana Almirón y «Pitín» Aragón, que se habían comprometido con el resto de la dirigencia del peronismo a abrir una interlocución con el Jefe de Estado que, a pesar de estar un tiempo más que suficiente, no se concretó.
En esta segunda visita anunciada, el costo pareció llevarlo Fabián Ríos, quien luego de casi dos años de ostracismo tras la derrota en Capital protagonizó, en la última semana, un raid mediático en la búsqueda de capitalizar el desembarco presidencial.
Importa recordar que la invitación al Presidente provino del director Ejecutivo de la EBY, Ignacio Barrios Arrechea, llamando la atención que un gerente, subordinado a rígida estructura de mandos de la Entidad Binacional haya dejado en posición incómoda a su superior, con un alto perfil, impropio en lo que es la exposición del plan de obras que -como tal- queda reservada a la autoridad ejecutiva.
La repentina verborragia del ex Intendente capitalino se cohonestó con una desafortunada organización de la dirigencia peronista autorizada para cruzar al Paraguay, donde está la obra de Aña Cuá. En lugar de observar una apertura que apunte a la unidad que demanda la coyuntura electoral que enfrenta el PJ, se volvió al sectarismo que produjo fuertes críticas hacia la «Cooperativa», en cuyo liderazgo intentó reposicionarse Ríos, con operaciones de prensa que invocaron supuestas encuestas inexistentes.
El viernes, muy temprano, Ríos terminó de informar que sólo había sido autorizado el ingreso de legisladores nacionales. Hasta horas antes, la información era que no serían de la partida intendentes y sí un diputado y un senador de la Provincia.
Esta vez, la responsabilidad no recayó, como en Yapeyú, en la organización del Gobierno de la Provincia, que enmarcó su presencia en una invitación de la EBY.
Lo cierto fue que el Presidente no estuvo. Y, a la hora de pasar revista a los que traspasaron las vallas de Migraciones, no sólo se advirtió la presencia de todos los legisladores nacionales -con excepción de Camau-, sino un diputado y un senador, además de otros dirigentes allegados a la Cooperativa y a La Cámpora, sin que quede en claro quiénes operaron para el acceso a territorio paraguayo.
Esta circunstancia aumentó la efervescencia puertas adentro de un justicialismo que aún espera quien tome el control partidario, pasado ya más de un mes de la renuncia de Julio Sotelo.
Con todo, lo concreto fue que Alberto Fernández no estuvo. De haber estado, la foto que podía haber registrado está claro que no hubiera sido la mejor para un momento en que hay que tomar decisiones de fondo de cara a lo que viene de 2021.
Ahora, vendrá el pase de facturas y deslindar responsabilidades por un mal paso que pudo evitarse.